Alan Palomo: cine y música en el apocalipsis - Entrevista

Alan Palomo: cine y música en el apocalipsis - Entrevista

El mundo parece estar agonizando. Los incidentes de la nueva década han provocado estragos significativos a la humanidad. 

La aparición de una pandemia global, los conflictos bélicos que amenazan a la tambaleante estabilidad de las potencias, las temperaturas elevadas nunca antes vistas e incluso las especulaciones sobre el encuentro con vida extraterrestre, acercan el reloj del apocalipsis a la media noche.

En medio de un panorama cada vez menos esperanzador, y con el delirio del final respirando cerca, es tiempo de ocuparse y saciar las inquietudes; ahora o nunca.

Esa es la actitud que ha motivado el regreso de Alan Palomo a la música, con una perspectiva renovada del proyecto musical que le otorgó reconocimiento en la escena alternativa mundial. 

La mente detrás de Neon Indian, frente a la madurez, se ha aventurado a comenzar de nuevo para crear bajo una nueva marca, bautizada con su etiqueta como solista.

La pasión por el cine, el arraigo a la cultura hispana, el amor por el italo disco y el encuentro con su verdadera personalidad artística, han desembocado en ‘World of Hassle’, el nuevo álbum del regiomontano.

Alan Palomo, en su nueva placa discográfica, expone a la música como un remedio para los tiempos de crisis, a la vez que reflexiona sobre la sociedad del consumo y el ego de los rockstars.

El material estará disponible el próximo 15 de agosto, en formatos físicos y plataformas digitales, bajo el sello Arts & Crafts. Mientras tanto, el cantautor ha adelantado fragmentos de este universo de saxofones y sintetizadores con el lanzamiento de sencillos como “Nudista Mundial ‘89”, “Meutrière”, “Stay-At-Home DJ”, “Club People” y “La Madrileña”.

Para hacer más ligera la espera, en Naufraghost platicamos con Alan Palomo sobre las razones que lo han llevado a replantear su carrera musical, su futuro en la cinematografía, algunos datos curiosos sobre una de las obras más emblemáticas de Neon Indian y más.

Antes de todo: ¡feliz cumpleaños atrasado!, ¿cómo lo pasaste y lo festejaste?

Me la pasé muy bien, gracias. Vine a festejar un poquito a Nueva York. Los 35 años son para mí una etapa que ya suena más madura, tengo que actuar como alguien de mi edad.

Cumples 35 años y estás estrenando nuevo álbum. Me encanta el fundamento sobre el que se construye ‘World of Hassle’, me hace pensar en el reciente retiro de Xavier Dolan, quien se despidió de hacer cine porque le parecía sin sentido y monótono seguir con su trabajo en un mundo como en el que vivimos. A diferencia de él, tú decidiste lanzar un nuevo álbum, ¿de dónde sacas sentido e inspiración para hacer música en un mundo potencialmente apocalíptico?

Honestamente, para mí, el gesto de hacer arte, con todo lo que está pasando actualmente en el mundo, es como decir que uno tiene que tratar de mantener su centro en un mundo de hueva, de molestia. 

Este disco nace de una vida que se siente micro, en una narrativa que se siente macro, pero creo que uno tiene que seguir trabajando. En el momento en el que surgen mis ideas, me siento más aliviado cuando lo manifiesto, porque te siguen molestando los pensamientos: “esta canción se quiere manifestar, este cortometraje se quiere manifestar, este disco se quiere hacer”, es una cuestión de encontrar el presupuesto y la manera de hacerlo. 

Pero entiendo eso, mucha gente está en un momento muy existencial, pero para mí es también un momento en el que hay mucho para comentar. No le veo el punto a querer hacer arte sólo en un mundo ideal, el sentido de hacer arte es procesar lo que está pasando en tu vida.

¿Cuáles han sido tus mayores aprendizajes en estos 17 años de trayectoria musical?

La evolución de empezar como músico más casual o más clavado en la música electrónica de hobby, me pasó primero como por accidente. 

Estaba estudiando cine en Texas y de repente escribí un disco, primero como un ejercicio creativo. En ese entonces no me dejaban rentar una cámara, hasta el tercer año, entonces me sentí muy impaciente, quería hacer algo y descubrí que podía hacer música con una computadora. La hice sin pensar en qué mercado o industria podría quedar ese producto; lo hice como un diario o una historia de cómo me sentía en ese momento. 

Cuando empecé a hacer música de manera profesional, no quise admitir que en esto se basaba mi carrera. Pensaba que iba a hacer un disco y después iba a regresar al cine, no quería crecer como músico, no quería dedicarme a sentarme al piano, a aprender a leer música, a la producción. Pienso que muchos músicos, cuando empiezan, entran con esa mentalidad porque sienten que tienen un talento o un regalo y es como una ilusión. Eventualmente, vas a llegar a una barrera de la que no vas a poder pasar si no empiezas a emprender más del medio en el que trabajas. 

Lo que he aprendido en los últimos años es que, si vas a seguir haciendo música, cine o lo que sea, debes enfocarte en la técnica y entender esas reglas para poder romperlas. Quizás, como de novedad, ese primer disco me trajo suerte, y yo crecí entre músicos, entonces ya tenía el entendimiento intuitivo, aunque después llegas a un punto en el que tienes que crecer, dar un paso adelante y evolucionar con lo que sabes, porque estás creciendo, inevitablemente. 

¿Alguna vez has pensado en dejar de hacer música?

Sí, cuando cumplí 30 años, y después del último disco, sentí que había acabado con una trilogía de Neon Indian y si iba a seguir con el proyecto, tenía que haber un cambio muy dramático, estéticamente, y en ese momento no sabía cuál era.

Ahora sigo con ambiciones de trabajar en el cine, de hecho, ahora más que nunca, porque está cambiando la industria y todos estamos asustados con la inteligencia artificial. Uno tiene que empezar a hacerlo ya, a tratar de cambiar todo a su manera, y tomar el control del momento. Yo no soy un robot, soy una persona, tengo experiencias que quiero compartir con mis fans y ojalá que eso me ayude a crecer más.

Sí, tenía pensado salirme de la música, pero en los últimos dos o tres años me sentí más interesado por encontrar una fusión entre las dos ambiciones que tengo: el cine y la música. Dirigir películas, pero también componer la música para mis proyectos, eso sería para mí una maravilla, o trabajar la música, pero componiendo para otros directores.

Ya que he crecido estas habilidades en los últimos años, sería un desperdicio dejar el medio, y no necesariamente tengo pensado dejar ir por completo a Neon Indian, simplemente quiero crecer bajo mi propio nombre, para que asocien el nombre con películas, con música, no sé, quizás poesía. 

Quiero hacer diferentes cosas. Ahora, uno tiene que hacer un poquito de todo si quiere sobrevivir. Ahora está siendo más pronunciado con lo que está pasando con la tecnología, en el cine y en la música. 

Alan Palomo y el reencuentro con las pasiones

Con esta actividad multitask que comentas, de involucrarte en todos los procesos que rodean a la música y lo audiovisual, ¿hay una inquietud especial o una actividad específica en la que te gustaría profundizar y aprender más?

Quizás me clavo mucho, no nada más en la producción. Siento que este disco está un poco más motivado por las composiciones y las letras, porque siempre mi voz estaba inundada por efectos de reverb y distorsión y es la primera vez que la oyes muy directamente, no me estoy escondiendo detrás de nada.

Siempre intento crear colaboraciones para el arte y los videos. Mis colaboraciones con Robert Beatty son muy importantes, este es el segundo disco en el que trabajo con él y también hemos colaborado en muchas portadas de sencillos. 

Lo hago porque las ambiciones que he tenido en el cine todavía no las he realizado, y trato de agarrar esos elementos en todo lo que implica sacar un disco.

Para muchas bandas, el proceso de crear un disco implica ir al estudio por tres semanas, luego colaborar con un tipo que les pone la portada y les toma fotos y ese es el disco. Yo trato de inyectar elementos más narrativos, quiero que se sienta como si estuvieras entrando a un mundo y, también, me gustaría hacer eso en un medio más visual. Tener la oportunidad de dirigir todos los videos para este disco para mí fue algo muy importante. 

Cuando eres estudiante de cine, tienes pensado que a los 27 vas a ser como Paul Thomas Anderson, porque a esa edad lanzó ‘Boogie Nights’, o como Quentin Tarantino, que hizo ‘Reservoir Dogs’ como a los 31 o 32 años. Cuando pasan las etapas, de repente te da ansiedad y te preguntas: “¿qué estoy haciendo mal?, ¿por qué no estoy llegando a mis metas?”, pero también trato de dar un paso atrás y pienso que, al mismo tiempo, he tenido una carrera entera en la música durante esos años. 

No lo veo como un desperdicio de tiempo, nada de esto lo ha sido, estoy muy orgulloso de lo que sigo haciendo con la música, porque sí fue un reto decidir: “¿quieres tomar otros dos o tres años en hacer un disco o ya quieres clavarte en el cine?’’ Y no me arrepiento de nada porque este es mi disco favorito. 

El disco anterior fue muy épico de fusión y fue muy textural, pero me seguía escondiendo detrás de la paleta de sonidos. En este álbum, las texturas y la producción están ahí, pero ahora se siente un poco más anamórfico, más panorámico y más fuerte, ya no me da miedo mi propia voz.

Me encanta esto que dices, porque es exactamente como se puede percibir tu evolución musical. A diferencia del dream pop, el shoegaze, el chillwave con el que experimentaste, a través del cual expresaste tus influencias, las nuevas canciones se oyen en un estilo nítido y tu voz se escucha en primer plano.

Exactamente, con este disco no solo quise desarrollar las letras en inglés, que a eso siempre le he puesto mucho esfuerzo, pero irónicamente es muy difícil percibir las letras de los otros discos, es más para los súper fans que quieren ponerse a escuchar las letras o verlas en el vinilo. 

Aparte de hacerlo en inglés, siempre me ha importado hacer algo más en español y me he tomado mi tiempo para encontrar mi voz de cantante en español. Lo probé con “Toyota Man”, pero lo estaba haciendo como si fuera una voz norteña y soy regio, soy de Monterrey, entonces eso se me hizo natural, pero quería encontrar una voz más distinta en mis letras, porque sentí como que en el 2017 de repente estaba muy de moda cantar en español en Estados Unidos, entre gente de padres inmigrantes que hablan el español, pero no muy bien, y lanzaban canciones con letras muy simples. 

Yo no quería usar mi voz en español como una novedad. Primero, esperé a ampliar  mi vocabulario y a encontrar esa voz. Me puse a leer a escritores mexicanos contemporáneos como Fernanda Melchor o Yuri Herrera, porque siempre he hablado español, pero nunca me había expresado en español, y ese fue  un proceso nuevo. Cuando creces en México, pero también en Estados Unidos, eres consciente de que quizás vas a México y oyen tu acento y no te toman en serio. Eso sí, quise tomar un tiempo así para desarrollarlo y “La Madrileña” es parte de eso.

Pienso que “La Madrileña” es tu canción más hispana y conecta con lo que comentas, con ese esfuerzo de encontrar tu voz en español. ¿Cuál es la historia detrás de esta canción? ¿Quién es esa morena madrileña?

Es como “Polish Girl”, porque existe la morena madrileña y ella sabe quién es y le encanta la canción, pero para mí es más divertido que los fans tengan interpretaciones, no nada más decir su nombre y su Instagram. 

La experiencia de la canción para mí fue una relación que tuve en el 2015 y seguimos siendo amigos, pero quería aterrizar esa historia en letras que sientes que pasan los años y te preguntas si esta persona encontró lo que estaba buscando en ese entonces. 

Cuando conoces a alguien y vives en la misma ciudad, en el mismo país, y se conocen por un tiempo corto, empiezas a descubrir. En ese entonces yo me acuerdo de lo que ella me platicaba y ciertas ambiciones que tenía o lo que buscaba en un novio y lo que sea, y empiezas a pensar y decir: “quieres mandarle un texto, un correo electrónico y preguntarle ¿cómo estás? ¿Has encontrado lo que buscabas?’’ De eso se trata la canción.

Sobre el estilo de canción, mis papás escuchaban a Luis Miguel, Gloria Trevi y tenían un gusto un poco más hogareño, a diferencia de mi hermano y yo. Por un tiempo, agarrar a Luis Miguel como una influencia, si me lo hubieran dicho a los 14 o 15 años, hubiera sentido un poco de vergüenza, pero ahora para mí es nuevo. 

He escuchado bandas que agarran influencia de la cumbia y la reinterpretan de manera psicodélica, pero para mí la cosa interesante era agarrar los estéticos de la música pop mexicana de esa época. 

Todo empezó cuando hicimos el cover de “Ahora te puedes marchar”, que para mí es una de las mejores canciones de los ochenta, tanto en inglés como en español. Yo quería encontrar, como Chromeo o bandas así, parecidas, han encontrado una manera más contemporánea de explorar la influencia que el funk tuvo sobre la música pop de los ochenta, o si una banda como L'Impératrice está haciendo lo mismo con la música de los ochenta en Francia.

Quizás lo que me gustaría hacer es escribir más canciones como “La Madrileña”, que encuentran la influencia del funk que tuvo en los ochenta en México. 

Sobre tu trabajo y pasión con el cine, en el video de “Meutrière” podemos verte personificando a un director y me hace pensar, ¿cómo sería la película que te gustaría llevar a la pantalla grande, como un debut fílmico?

Siempre me han gustado películas que no necesariamente son dramas o de horror, de misterio, de crimen, y como que los guiones que escribí en mis 20 estaban como muy clavados en ciencia ficción o cyberpunk.

Ahora, ya de grande, me gustaría contar historias que están alrededor de una escena musical y es muy raro. Cada vez que me pongo a escribir algo, siempre tengo que armar una playlist de influencias para sacar una idea. No necesariamente tienen que ser películas que traten sobre una escena de música, sino contar una historia al mundo. Tengo un guion que es como un noir sobre un escritor de música de Los Ángeles que va a Italia a cubrir una competición. 

Me gustaría hacer una película italo disco, una película de música de R&B de principios de los noventa, o abordar un género de música y tratar de contar una historia que puedas contar con esa ropa, con esas imágenes, con esas canciones, porque también tengo amigos aquí directores en los Estados Unidos, que están tan clavados en el cine que no han escuchado nada de música, no han leído nada, no les interesa el teatro, no les interesa la pintura. Yo siempre les digo: “oye, tienes que olvidarte de 100 películas y tienes que escuchar 100 discos o ver 100 exhibiciones”. Lo que yo quiero inyectar al cine está más clavado con mi experiencia de músico, 

También me gusta mucho el diseño, me gusta mucho la arquitectura, me gustan esas cosas y me importan mucho. Todas las películas independientes de los Estados Unidos son muy aburridas, son como dramas que se filman en la casa de alguien en Upstate New York, se sienten como algo que ya he visto. No he visto a un director posmoderno, como lo hizo Tarantino en los noventa, que juegue con la forma. Ahora tienes que competir con Instagram, TikTok que está evolucionando el medio audiovisual y necesitas algo que refleje lo que está sucediendo en este momento. 

Estoy totalmente de acuerdo. Es fascinante conectar lo musical con las imágenes, pensar en cómo una imagen puede producirte una imagen acústica en específico y viceversa. Entonces, me gustaría aprovechar la plática para que me cuentes qué es, exactamente, lo que aparece retratado en la portada de ‘Era Extraña’. Pienso que es un material que se oye a lo que podemos ver en su carátula, no sé si me explico.

Sí, sí, sí. Me han preguntado amigos sobre esta portada. Para empezar, es una persona que aparece con el pelo despeinado por el viento. Esa foto fue una colaboración con unos directores que conocía muy bien en ese entonces, que se llamaban Focus Creeps. El concepto que les presenté se basaba en que quería ver la foto de una persona que es como cyborg, pero que lo está tratando de ocultar; de una luz que se está rompiendo y que es indicio de que no es una persona necesariamente humana. 

Cuando llegamos a ese parque, la iluminación que nos dio en ese momento se sentía como si fuera una explosión nuclear y salió la foto como si la persona estuviera a punto de explotar, como de un ser que está lleno de luz, un momento antes de que explote y haga todo cenizas.

Ese álbum es mi disco cyber punk, en ese entonces estaba leyendo mucho los libros gráficos de Katsuhiro Otomo, la persona que hizo ‘Akira’, estaba muy clavado en esa estética y quería hacer una versión de shoegaze pero al estilo casi Nintendo.