¿En qué momento nuestra perspectiva de la vida se desprende de la inocencia infantil para enfocarse en la saciedad de las necesidades carnales y la búsqueda del amor? Oscar Adame explora ese cuestionamiento a través de ‘Para El Conejo De Los Ojos Coloridos’, su EP debut.
Después de años de experiencia en el terreno de la difusión cultural y el periodismo musical mexicano, Oscar Adame emprende su carrera musical de la mano del productor de música electrónica Raúl Villamil, mejor conocido mediante el proyecto Techno Para Dos, y las contribuciones de Dafne Carballo y Sandrushka Petrova, famosas en la escena del rock alternativo nacional por formar parte de Descartes A Kant, quienes colaboran en ‘Para El Conejo De Los Ojos Coloridos’.
Este ‘extended play’ compuesto de 3 canciones, explora poemas que el también editor en jefe de la revista WARP escribió durante su adolescencia, dedicados a un amor fallido, y los convierte en productos sonoros que rescatan las convenciones del pop-folk intervenidas por sonoridades vanguardistas y perspectivas artististicas adultas, las cuales buscan establecer un diálogo entre la visión primigenia del mundo en la vida de los seres humanos y el camino a la madurez del pensamiento.
‘Para El Conejo De Los Ojos Coloridos’ ya se encuentra disponible en todas las plataformas digitales a partir de este 13 de enero y, debido a su lanzamiento, en Naufraghost tuvimos la oportunidad de platicar con Oscar Adame acerca de las motivaciones ideológicas detrás de este proyecto, su perspectiva sobre la creación sonora, referentes artísticos, la concepción de la inocencia como un vehículo para la evolución, el futuro de su faceta como músico y más que podrás conocer a continuación.
‘Para El Conejo De Los Ojos Coloridos’, la decodificación emocional de Oscar Adame
Este EP surge de poemas que escribiste en la adolescencia. ¿Por qué has decidido en este momento trasladar esos textos a la música?
Es interesante porque realmente este proyecto nació hace un año y medio. Estaba hablando por teléfono con Sandra de Descartes a Kant y, con ella, normalmente, a inicios de la pandemia, hablaba hasta que nos quedábamos dormidos. En una de estas llamadas le estaba leyendo unos poemas que tenía guardados, unos que escribí en la adolescencia y otros ya de adulto. Los más tempranos en inglés y los más nuevos escritos en español. Ella me dijo, con respecto a este poema, del cual nace la primera canción el EP que se llama “Para”, que daba para hacer una canción, que tenía un ritmo melodioso. Le dije que no podía hacerlo canción porque yo no era músico, que yo nada más quería escribir.
Normalmente no me gusta tener en mi cabeza esas limitaciones, de que no puedo hacer cierta cosa porque no sé hacerlo, y ese fue el primer impulso. La melodía de la canción salió aquí con un ukelele que tengo en la esquina de mi cuarto, quizás como en media hora la hice. Decidí, en primer lugar, que sería interesante hacer esa canción para regalarsela a la chica a la que le escribí el poema hace varios años.
Después, la intención se fue complejizando y terminó en un EP de tres canciones, con piezas en las cuales trabajamos meses de forma muy intensa.Terminó en un proyecto con cierta conceptualización, no solamente musical sino también estética.
En tu página web hay publicado un texto llamado 'Escribir cuentos para niños, mi objetivo de vida, mi viaje a la madurez', en el cual señalas que no te sientes listo para cumplir con ese propósito todavía, de transmisión de la inocencia. ¿Cómo contribuye este EP, marcado justo por esa idea de la inocencia, en tu objetivo de la transmisión de cuentos para niños?
Yo siempre he estado enamorado de los productos culturales, de la música y las películas que, considero, tienen cierto grado de inocencia. Justamente por eso decidí que este primer EP, este primer intento de hacer música, naciera de retomar escritos que realicé en completa inocencia pues, en ese entonces, yo tenía 16 o 17 años. Asimismo, que fuera una rememoranza de lo que fue ese primer amor intenso e inocente, en cierto sentido, de realmente idealizar a la persona, verla como un todo, perderte un poco en ella, no tener intenciones puramente sexuales o adultas, realmente establecer una relación de simplemente dar y sentir que eso le agrega un poco de emoción, cuando eres joven e infantil.
Considero que es un trabajo con cierta frustración encima, justamente porque ese romance no se soldificó, pero creo que decidí utilizar esas letras de forma consciente porque, aunque existiera esa frustración, no era un sentimiento adulto. Era un sentimiento adolescente, de dolor un poco más puro y tierno, de culpabilizarte a ti mismo, en cierto sentido.
Pensaría que la frustración puede ser un sentimiento inmutable, que en realidad todos sentimos de formas similares, aunque muy particulares, pero que es una emoción que no suele transformarse demasiado, aún cuando crecemos. La frustración más profunda será igual de explosiva de grandes que de jóvenes, ¿no crees?
Lo que pienso es que tal vez sí expresas tu frustración y la sientes de forma similar pero creo que si tratas de expresarlo en texto o en arte siendo adulto, tiendes a intelectualizarla un poco más. Cuando eres un niño no sabes qué está pasando y creo que ese era el sentimiento que buscaba expresar, esa noción de misterio de lo que acontecía conmigo.
Me ha pasado que, cuando empiezo a sentir algo que no me gusta o que no comprendo, normalmente es un sentimiento más fuerte en comparación con algo que puedo procesar porque ya entiendo qué pasa conmigo. Lo que quería expresar es esa sensación de la duda ante ese sentimiento que se queda contigo durante un tiempo.
¿Ahora que has trabajado en estas canciones y esos sentimientos de inocencia, te sientes más listo para escribir y difundir cuentos para niños?
No creo, la verdad. En ese sentido de la carrera que quiero llevar a cabo como escritor de textos para públicos infantiles y juveniles, necesito más preparación en torno a técnicas de narrativa, pero también siento que me hace falta procesar más algunas vivencias o emociones, porque este álbum no está enfocado especialmente a los niños, es un material para adultos tratando de expresar cierta inocencia, pero no es un álbum de adultos para los inocentes. Pero creo que todos los pasos que doy me llevan a estar más preparado y listo para empezar con ese trayecto que quiero tomar.
Tu concepto de la inocencia me parece muy interesante porque no está ligado con la ingenuidad, al menos no en la etapa en la que logras comprender lo que realmente significa ser inocente. ¿Podrías explicar un poco más la idea que tienes de este término relacionada a la transmisión de una experiencia compleja para decodificarla y poder explicarla de una forma más simple, entendible y bella, anclada al discurso EP que creaste?
Creo que el EP tomó, literalmente, su completa gestión como un producto con cierto enfoque discursivo y estético debido a este poema que se llama “El Conejo”, en el cual lo que yo hice fue describir lo mal que me sentía al ser ignorado por esta chica, haciendo alusión a un conejo que vivía dentro de mí y que representaba a la felicidad, el conejo estaba brincando en mi cabeza todo el tiempo, hasta que ella llegó, me lo quitó y se colocó en mi cabeza y en mi mente. Ese recurso simbólico podría verse reflejado dentro de las novelas y los cuentos para niños, es como una fábula.
Eso también remite a cierta inocencia dentro del EP, porque no es nada más un adolescente hablando sobre su amor en forma primigenia, como podría hacerlo una banda típica de pop punk dosmilero, sino que empieza a utilizar simbolismos dentro de la propia adolescencia que remiten a la infancia. De esta manera me parece un poco más interesante porque no es un disco de desamor demasiado directo, no te dice las cosas sin adornar.
Creo que ahora vivimos en una época en la cual en los escritos no se valora realmente lo simbólico, los adornos. Porque la cultura que tenemos alrededor aprecia más el decir las cosas sin tabúes, de manera completamente directa como la música trap o el reggaetón, los cuales amo, pero que sí le hace falta esa retórica para, quizás, llevar a una conceptualización más profunda de esos temas.
Es curioso porque en el texto que mencioné anteriormente señalas que podemos llegar a la madurez, como adultos, a través de conectar con nuestra parte inocente, pero justo también creo que el obstáculo de la madurez y de poder conectar con la inocencia lo podemos localizar en la falta de entendimiento de los símbolos en el pensamiento contemporáneo e, incluso, esa carencia de esfuerzo por conectar con los signos más complejos, conformarse siempre con lo más directo, con las certezas, disminuir el pensamiento mágico frente al imperio de la razón.
Es un poco triste porque realmente toda la cultura, todas las narrativas, desde los textos religiosos y mitológicos, se transmite a través de símbolos y, al fin de cuentas, esos símbolos que están presentes en nuestras culturas son los que desarrollaron nuestro pensamiento y nuestros valores actuales. Estoy muy interesado en los símbolos porque se pueden decir muchas cosas de forma más profunda y que dan paso a una mayor interpretación de parte de la persona que lo decodifica, si dices las cosas de manera más adornada, si utilizas figuras. Esa fue una intención del EP.
Tampoco es que quiera intelectualizar mucho el trabajo, no es algo tan profundo, es un disco de amor y desamor, de hecho por eso describo de qué trata el conejo dentro del texto, pero siento que da cierta ternura ver la portada del disco, ver la forma en la que están acomodadas las canciones, ver la misma historia que se cuenta y que tiene una estructura de inicio, desarrollo y final a través del tracklist.
¿Podrías explicar un poco más lo que significa el símbolo del conejo para Oscar Adame? Tanto en el aspecto del EP como en tu branding, porque es un motivo que utilizas en su sitio web, redes sociales y más.
Normalmente lo describo como la máscara. De un lado soy yo y, de hecho, en mi página web hay una animación en los dos isotipos: la cabeza de un hombre y la cabeza de un conejo y cómo uno va tomando la posición del otro. En el EP, literalmente, es una máscara de inocencia que quiero ponerme para gustarle a la chica. Es el conejo que me da la felicidad, mi yo más inocente antes de encontrar ese impulso sexual romántico.
Supongo que todos lo hemos vivido. Nos encontramos con ese momento en el que nuestros intereses de niño cambiaron a los de adolescente, es como un ‘switch’ que, considero, tiene el impacto más fuerte, el hecho de verte motivado en el sexo y en los romances. Ahí se pierde completamente esa curiosidad hacia el mundo y empiezas a enfocarte en tu yo, en tus necesidades. Creo que el conejo también es un símbolo en el cual yo me veo previo a tener esos impulsos sexuales.
A mi me gustaba mucho ser niño, es de las razones por las cuales quiero ser escritor para niños y adolescentes, quiero reencontrarme con ese universo que tenía previo a explorarme romántica y sexualmente.
Entonces esta experiencia es, definitivamente, un punto de transición, un antes y después en tu vida y camino a la madurez, ¿no?
Sí, creo que no solamente esa experiencia, sino que varias experiencias románticas han sido los puntos de inflexión dentro de mi madurez. Creo que no hay nada cómo una experiencia romántica para evolucionar personalmente.
Siempre he sentido que, lo que he crecido profesionalmente en el ámbito del periodismo o lo que he crecido académicamente, amigos y amigas que han ido y venido, todo eso es algo que ha fluido, en cambio siempre termino más anclado a las relaciones románticas y anclado de una forma en la cual tengo que modificar un poco mi forma de pensamiento y mi forma de actuar con respecto a lo que veo filosóficamente dentro del mundo, respecto a aceptar cómo son las otras personas, al cien por ciento y también aceptar mi propio camino, soltar o no soltar, depende de la situación.
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Creatividad impulsada por la fijación con la inocencia, el eclecticismo y la experimentación sonora
¿Cómo fue dialogar la experiencia en la que está basado ‘Para El Conejo De Los Ojos Coloridos’ con el resto de tus colaboradores? ¿Cómo fue conectar tus referencias musicales con ellos? Todo esto enfocado, claro, en transmitir lo que querías con este material.
Aquí tengo una libreta en la que compilé mis referencias visuales para definir en lo que podía convertirse el EP. Tenía un referente musical muy obvio que era Sufjan Stevens. También escribí un pequeño comunicado de lo que quería que fuera. Después pegué recortes de imágenes que estaban relacionadas con lo que me remiten las letras visualmente.
En tu sitio web también hay publicada una historia llamada 'La chica que persiste en mis sueños'. ¿Los poemas del EP están relacionados con este relato?
Sí, fue la misma experiencia y ella es la chica a la que me refiero.
Entonces, claro que Sufjan Stevens tenía que conectar contigo para realizar este EP.
Sí, o sea, es cierto que ella me enseñó a Sufjan hace muchos años, pero no se me había cruzado por la mente, la verdad. Se me había cruzado por la mente porque las canciones nacieron del folk, piezas con el ukulele y con la guitarra acústica, creí que se convertiría en eso. Además él tiene una forma de narrar historias que también deviene de la escritura para niños y jóvenes adultos, de hecho él estudió eso. Siempre me ha encantado su mundo pues remarca mucho la inocencia. Se viste como un estudiante de secundaria, lleva globos y peluches a sus conciertos. Sus fotografías, literalmente, parecen fotografías escolares. Esa fue la base, en cuestión de influencias, pero después se convirtió en algo con su propia voz.
Seguramente, la influencia por la que decidí agregar un elemento en particular fue, en la canción de “Para”, la segunda parte del tema, inicia con un dembow, un beat de reggaetón que está hecho a través de un sampleo del latir de un corazón real. Tomamos ese sampleo, lo partimos y con eso construimos la melodía. Esa idea nació de una canción de Bad Bunny que se llama “Bye Me Fui”, que no es un corazón en su dembow pero tiene cierta particularidad en la reverberancia y tiene un sonido muy hueco que, en mi cabeza, llevó a esta idea de hacer un ritmo de reggaetón con un corazón. De hecho porque se supone que es el ritmo que más se adecua a latir del corazón, no sé por qué nadie lo ha hecho.
Pero también Bad Bunny y Sufjan Stevens son completamente diferentes, entonces hay otras referencias como Kate Bush, Girls, Pavement, Mew que es una banda con la que reconecté recientemente. Especialmente esta última referencia puede escucharse por la forma en la que entran los sintetizadores, los cuales son muy chillones en el EP; siento que tal vez se metió algo de mi gusto por Mew y de los meses enteros que los estuve escuchando.
Con respecto a los colaboradores fue muy sencillo, porque yo, como amigo y persona cercana, soy alguien que platica sus problemas todo el tiempo y obviamente, Raúl (Techno Para Dos), quien es mi productor, sabe todas mis historias y mis dramas y yo los de él. No era difícil, le dije: “Escribí estos poemas para una chica hace seis o siete años, hagámoslos canciones”, él simplemente dijo: “Sí, no hay problema”. Los leyó y dijo: “Están chidos, vamos a hacerlos”. A Sandra (Descartes A Kant) ya se los había leído desde antes y Dafne (Descartes A Kant) también ha sido una persona cercana, con quien no he tenido ningún problema para ser vulnerable o platicar ese tipo de temáticas.
Más bien con ellos, el verdadero esfuerzo, fue describir lo que quería en cuestión de sonido, lo que quería que expresara el material, esa inocencia, tristeza, melancolía, pero que estuviera adornada, no precisamente como una canción de cuna, pero sí como una canción que suene a Disney, que tenga brillos; sobre esa línea trabajamos todos.
¿Cómo fue el proceso de trasladar los poemas a las canciones, de intervenirlos para crear música?
El primer paso fue intervenirlos para que tomaran forma. Ninguno de los poemas tenía frases repetidas. Las 16 líneas de cada uno de ellos eran distintas y, lo primero que tuve que hacer, fue decidir cuál de ellas podría funcionar como un coro. En la canción de “Para” fue evidente: el coro terminó siendo “I want to be like you are”, era como cerraba el poema y el resto que tenía se convirtieron en los versos y en pre-puentes.
Realmente modificarlos no me costó mucho trabajo, fue algo completamente fluido. Yo veía los poemas y, a partir de su estructura visual, pude extraer la forma en la que terminarían convirtiéndose en canciones, además de la intención comunicativa. En “Para” la frase potente es “yo quiero ser como tú eres”, es el discurso romántico, lo que le da base a todo.
Al final acomodé todo en la estructura de una canción pop con coros y versos. Posteriormente generé la melodía en mi cabeza y tomé el ukelele y comencé a visionar las figuras que se podían adecuar para hacer la base de estas melodías vocales. Fue algo completamente subconsciente, en cierto sentido, hasta que llegó el momento de pulirlo un poco.
Los poemas, como dijo Sandra, tenían cierto sentido musical. De hecho también por eso escribí esos poemas en inglés, son de la época en la que solamente escuchaba brit-pop y rock alternativo anglosajón. Seguramente los escribí con cierta intención musical en mente.
¿Qué pasará con tu proyecto musical después de estas tres canciones que componen ‘Para El Conejo De Los Ojos Coloridos’?
Una vez hice una canción en la universidad que me gustó mucho, fue para un proyecto de experimentación sonora. Mi idea fue tomar fotografías que me mandaron personas cercanas y con poder emocional en mi vida, las cuales procesé a manera de una pieza musical con un software que trasladó los píxeles al sonido.
Modifiqué las imágenes para que fluyeran en cierto sentido. Por ejemplo, tomé la fotografía de la chica de la que hablo en el EP y le puse rayas de color encima para que fuera sonando, de todas maneras era un ruido blanco pero cada color tenía un sonido especial. Esa pieza musical terminó siendo bastante interesante, duraba un minuto y también incluía la voz distorsionada de esta chica narrando su poema favorito. Estaba muy inspirada en Aphex Twin.
Sin embargo, ya no seguí experimentando más al respecto y en este EP quería introducir una canción al final, pero no lo hice porque sentía que ya no tendría mucho sentido en el universo discursivo del material. Era un poema en el cual me hablo a mi mismo , aunque no a mi yo físico, sino a mi yo digital, los confrontaba.
Entonces pienso que lo que haré, para un próximo lanzamiento, será un EP conceptual, esta vez en relación a la vida digital y quizás utilice elementos sonoros que sean completamente digitales.
¿Y qué tan pronto te pondrás a trabajar en ese material?
Estoy muy emocionado porque en diciembre compré un curso que impartirá Jamie Stewart de Xiu Xiu. Es en febrero, entonces espero que cuando termine ese curso me sienta más motivado para seguir haciendo música. Hasta hace unas semanas tenía contemplado que sólo haría este EP respecto a la música, porque yo siempre le doy mayor valor a la música que hacen los jóvenes, tienen una perspectiva más inocente y ven a futuro. Yo me sentía en ese punto limítrofe, una especie de “ahora o nunca”, a mis 25 años. Pero sí me está haciendo mucho ruido el concepto de mi yo digital.
En este EP se nota un poco mi conexión con la creación de paisajes sonoros, el cómo utilizar otro tipo de sonidos para hacer música. No necesariamente tienes que ser un prodigio de la guitarra, quise hacer un disco con lo que tenía a la mano y con mis amigos.
De hecho, el disco abre con el paisaje sonoro de un lago, en “Para”, en diversos momentos en el puente instrumental que tiene como ruidos y sintetizadores del conejo, se oyen puertas y murmullos. Es algo que me interesaría un poco más en el futuro.
Si sigo haciendo discos yo no me veo como un tipo que lleve su guitarra o su ukelele a todos lados, me da mucha flojera eso. Creo que hay más formas de tener una mayor libertad en la creación sonora si ves más allá de los instrumentos convencionales. Todo el sonido que está a tu alrededor te puede inspirar y puedes retomar parte de ello para agregarlo a una mezcla. Lo veo igual que escribir, puedes tener referencias literarias pero al final imprimes tu visión y experiencia. En la música y la expresión sonora, más que escuchar música y tener referencias musicales, puedes tener referencias sonoras y estas no precisamente tienen que extraerse de aquello que ya se ha grabado o producido, también puede ser lo que escuchas en la calle. Creo que también por eso me gustan los sonideros, por toda la gama de sonoridades que incluyen. Es interesante tratar de apreciar no solamente la música sino también los sonidos de tu contexto, eso lo vuelve un poco más personal.