El Teatro Metropólitan arropó una presentación funcional, delirante e impecable junto a la convergencia de casi 20 años de trayectoria musical y diversas facetas que recordó porqué Gepe es uno de los rostros insignia de los sonidos andinos en la actualidad.
Como de costumbre, la avenida Independencia estaba atiborrada por cientos de autos que buscaban desplazarse a través de la Ciudad de México, pero en la noche del 28 de noviembre, también de una multitud de personas ansiosas por abrazar a Gepe, con calidez y euforia, pero no con los brazos, sino con el corazón, la mente y la voz, dicha triada conectada para crear sensaciones, recuerdos y sentimientos que solo un concierto puede lograr.
Los fans comenzaron a ingresar. Cada uno de ellos con la sonrisilla maquinal de quien no concibe lo que está a punto de vivir. Las puertas recibieron a las parejas que combinaron sus vestimentas para asistir; la madre que acompaña a su hija en una aventura más; los mejores amigos que no titubean al mostrar sus boletos; y los niños que, posiblemente, por primera vez verían a su artista favorito.
El ambiente ya no solo perteneció a los sonidos urbanos cotidianos (cláxones y cuchicheos), sino que se entrelazó con los gritos de vendedores que ofrecían pulseras, playeras y sudaderas de Gepe; la mercancía era pirata, por supuesto, pero se convirtió en signo de amor y reconocimiento del público.
Al interior, los asistentes se preocupaban por el inicio del concierto, pues no todos son habitantes de esta ciudad, sino de estados aledaños.
El Teatro Metropólitan recibió con serenidad y admiración a Gepe
La preocupación fue momentánea porque a las 8:45 horas, Gepe apareció al centro del escenario mientras de fondo un altar a las grandes voces chilenas, como Violeta Parra, se proyectaba. Con un traje azul celeste y pompones andinos a la cadera, Gepe arrancó al compás de la voz de Margot Loyola: “Y ahí queda claro que las canciones ayudan, pero no solucionan”.
Un público apaciguado conectó con “bandera de arena” para crear una atmósfera de plenitud guiada por una voz, las cuerdas y las luces azules que se fracturó con el golpe de las baterías tras el último verso y los aplausos que aclamaban a Gepe mientras giraba y bailaba lentamente por el escenario. “Muy buenas noches”, gritó y como respuesta inmediata recibió el grito animoso del público.
El imaginario de Margot Loyola se apoderó de la voz de Gepe para cantar “El Volcán” que entre colores rojizos desempolvó no solo las letras de un cruce cultural, sino una faceta poco renuente en la trayectoria de Gepe.
Los fans escucharon “araña pollito” desde sus asientos, quizás no por apatía, sino por desconocimiento inicial. Desafinar en un concierto es terrible, pero no hay peor situación que la de tener a un público amarrado a sus asientos, sin movimientos ni sobresaltos; esta condición no capturó el encanto de la magia musical que emerge de Gepe, pero no tardaría en hacerlo.
Ya lo mencionó Gepe, las colaboraciones son un enriquecimiento del contexto musical y vivencial que acrecienta indiscriminadamente el efecto de las canciones; no falló al decirlo. “Por La Ventana” -entonada entre colores amarillos y rosas- levantó a la multitud de gente, que ya no volvió a tomar sus asientos durante toda la presentación, para recibir el acompañamiento de Alex Ferreira, cantautor dominicano.
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La siguiente canción fue “Las 4:40”, un himno al entrechoque del desapego y la persistencia en el amor, que enganchó los gritos, voces y movimientos de quienes coreaban la canción. Pero “playaplaya” fue la génesis de 'Undesastre' en el Teatro Metropólitan, cada uno de los versos que Gepe entonó fue secundado por el público; ¿será que “playaplaya” es la favorita del último álbum?
“Punto Final” inició por escurrir los sonidos de 'Estilo Libre', pero no solo eso, sino el sudor de las personas que con movimientos ininterrumpidos gritaban al aire: “Cuando pasa el tiempo, seguimos igual hasta el punto final”. Poco después, vino “Ser Amigos” acompañada de luces tenues y fondos que emulaban al espacio, recursos pertinentes, pues las voces al ritmo de la canción trasladaron el entorno a otro mundo.
Continuó el ambiente de intimidad y acompañado de violín y violonchelo, Gepe exprimió el poderoso impacto de 'Estilo Libre' en su carrera musical, esta vez con “Invierno”.
Pronto fue el turno de 'Ciencia Exacta', que con “Fruta y Té” mantuvo el ímpetu de las personas con el continuo coreo de la canción desarrollada entre colores fríos con matices cálidos.
De una manera majestuosa, Denisse Gutiérrez se desenvolvió sobre el escenario para acompañar a Gepe en “Campos Magnéticos”. La apropiación de Gutiérrez con los sonidos y letras de la canción impregnó en los asistentes una sensación de alivio y admiración, que no tomaron asiento, solo observaron, gritaron y aplaudieron ante la acertada colaboración.
La esencia de 'Ciencia Exacta' continuó con “Hoy” y “Flor del Canelo” que por unos minutos mantuvieron serenos a los asistentes; solo era una preparación para uno de los momentos destacados de la noche.
Los sonidos andinos invadieron el Teatro Metropólitan. “Ahora haremos un homenaje a dos maravillosos seres (Margot Loyola y José Luis Peña) que hicieron mucho por nuestra cultura y también por el mundo”, dijo Gepe. Tomó dos baquetas y en solitario comenzó a golpear contra el suelo un beat que resquebrajó el silencio del lugar; después se apoderó de la batería y a la par entonó algunos versos de “Suspiros del Corazón” de Margot Loyola y José Luis Peña.
El acto anterior le valió a Gepe 35 segundos ininterrumpidos de aplausos y gritos de un público apasionado y fascinado con la interpretación que irradiaba la tradición y cultura chilena. Sobre el escenario un Gepe alegre y anonadado se colocó al centro del escenario y agradeció la acción del público que terminó por regresarle un grito unísono: “Ge-pe”.
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El ambiente retomó su ritmo, pero con tintes más entusiastas, así como emotivos. Gepe recordó lo dificultoso que es la transición de la adolescencia mientras evocaba a Amalia, su hija, misma que fue la inspiración para la creación de “21 DE ENERo”; la siguiente en apapachar los oídos del público.
Había pasado una hora tras el inicio del show; la gente olvidó que tenía asientos y el almacenamiento de los teléfonos -muy probablemente- comenzaba a estar repleto por videos que se convertirán en recuerdos y evidencia intachable de la experiencia, misma que se intensificó con la presencia de Esteman para cantar “Ansiedá”.
'Undesastre' brilló en el Teatro Metropólitan
Gepe salió del escenario y la gente consternada dudaba que fuera el final del concierto. La táctica rutinaria de espantar a tu público con una salida abrupta, la aplicó Gepe para realizar un cambio de vestuario; ahora vestía un traje negro y playera blanca.
“A ustedes que transformaron mi silencio en canción (…) A ustedes que me enseñaron que el desastre no está mal”, mencionó Gepe dentro de un video que anuncia la reanudación del acto.
'Undesastre' tomó las riendas del setlist. Inició con “Paloma” y continuó con “la canción más terrible de todas que quizás en algún momento sea alegre en la cabeza, no sé si en el corazón”: “BOLERo LIBRA".
El segundo momento destacable llegó de la mano de Rubén Albarrán que previó a cantar “VIVO” agradeció a Gepe, no solo por la invitación, sino por su música “maravillosa”. Otra confirmación: “Las colaboraciones son regalos de la vida”; “VIVO” se convirtió en una fiesta, mientras que a través de los gestos y miradas ambos cantautores, que unen y exaltan dos culturas fraternización por la música, denotaron una admiración y cariño mutuo.
La noche estaba por finalizar, pero antes “Hablar de Ti” recordó cómo cada artista tiene una pieza única, inigualable e infaltable que conecta con las personas. Los asistentes gritaron con vehemencia: “Me gusta tanto que puedo quedarme a hablar sobre ti pa' siempre”, lo que confirmó que Gepe tiene un sello incondicional marcado por “Hablar de Ti”.
“Bomba Chaya” mantuvo el ánimo de la pista anterior, entre saltos y manos al cielo los asistentes se preparan para el cierre. Sin embargo, un acto previo se figuraría como el tercer momento destacado de la noche. Sonó “DESASTRE” que, a pesar del notorio desconocimiento del público, Gepe cantó la luz de las velas (al menos proyectadas en la pantalla) pero los asistentes lo acompañaron con las linternas de sus celulares; el Teatro Metropólitan estaba iluminado por completo. Gepe estaba por cerrar el concierto más importante de su carrera en México y mantuvo la línea emotiva al ritmo de “TKM”.
Chile y México entrelazados por la música en el Teatro Metropólitan
Las luces bajaron de intensidad, el final llegó y Rubén Albarrán apareció de nuevo sobre el escenario.
La canción de la que alguna vez (dentro de 'Ciencia Exacta') Gepe realizó un cover ahora se haría realidad en compañía del mismo autor e intérprete de la versión original; “Las Flores” de Café Tacuba encendió a todo el público, mientras Albarrán y Gepe cantaban y corrían por el escenario.
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“Desde Chile con amor a ustedes, México” fue el grito que finalizó el desastre funcional que Gepe crea en el Teatro Metropolitan.
Gepe entregó una noche asombrosa y delirante, con deslices como toda presentación, que se convirtió en una muestra de la magia hecha música que crea, la conexión del público y la implementación de nuevos clásicos e infaltables en futuras presentaciones.
Gepe llamó a Rubén Albarrán el “Tlatoani de la música en México” un grado merecido por la aportación cultural popular que ha marcado en el país. Inequívocamente, Gepe es una de las voces que abrazan la cultura chilena entre un juego de renovación y preservación, por eso no me sorprendería que, en unos años, fuera llamado el “Machi de la música en Chile”.