
‘Chavos bien’ de Los Blenders cumple 10 años y llegó el momento para algunos de sentirse viejos o más jóvenes que nunca.
La juventud recia, las drogas y la amistad. Los Blenders ahora sí le hicieron honor a su nombre, pusieron todo eso en una licuadora y resultó en una espesa malteada para toda una generación que revivía el punk pegajoso con guitarristas surf como los Hooligans, pura chilindrina chillando en Fender.
Lanzado el 8 de marzo de 2015, ‘Chavos bien’ fue una invitación a una nueva juventud, con ganas de rockear, de llevar a cabo el yolotl, carpe diem, dolce vita y demás filosofías que buscan el placer y el valemadrismo. Porque como escupe “Yo soy punk”: me vale verga todo y desde la primera canción nos seducía a “Playa Jacó”, un paraíso perruno, según su videoclip, donde no prometía otra cosa:
Más que tomar cerveza y tomar guaro
Andar pegado en MD, perico, ácido
Nunca más trabajar, ya solo rocanrol
Aunque me quede solo, no me regreso
Sigue la homónima, el himno del chavo bien, un ente aburrido de su entorno, que todo lo ve gris como una canción del Buki. Por eso se la vive de fiesta, en exceso, nunca pararla porque “equis, somos chavos bien, somos chavos para siempre”. Luego, si te pones a pensar, en un país donde en aquellos años desaparecieron estudiantes, aviones, y se suicidan ídolos de la infancia, estas rimas chiclosas te invitaban a escapar de esa realidad, o al menos a sobrellevarla.
Por ejemplo, el viaje a “TJTQ”, esa amurallada ciudad salada que rima con la verde y apestosa, es la segunda parada para pasarla a todo dar junto al mar y el cielo que se pone morado. Le sigue una carta de amor, esta vez dedicada a la amistad. “Amigos”, un pop-punk sobre la intimidad, lealtad y complicidad entre dos cuates, claro, con llaves en la nariz de por medio.
“Yo soy Punk” es la versión más punk de ‘Chavos bien’, misma filosofía pero expresada dentro de los cánones del género como No somos nada, Ramones, La Polla Records; pero revuelto con una frescura propia, con un sonido que ni Obama tenía. Quien se acuerde de ese chiste, lo entenderá. Con “Solo” empieza el malviaje, el bajín. Aunque la rola esté de lo más prendida al mero estilo californiano, ya empieza el asco en la lírica:
Ya ando bien ondeado
Me quiero ir a otro lado
Por favor no vengas
La oferta no es cierta
Solo, déjame solo
El viaje de Lucy in the Sky with Diamonds revive en “Volando bajo”, donde la hueva mata a la voz de la canción, solo con un ajo y andar super ajolotl, puede de nuevo crear otra realidad mejor a la que vive a diario.
Por último, el bajón, “Me das igual”, el desdén, el me importa un plátano, el no me importa, “Soy así, así nací y así me moriré” que cacareaba El Gallo de oro, Valentín Elizalde. Un slow punk melódico sobre el desamor y la complejidad de las relaciones amorosas. Nada mejor que terminar con un tema emocional, confuso y de lo más pegador cuando eres cachorrón y no sabes nada de la vida.
Chavo Bien: un viaje de ácido que tiene su final
‘Chavos bien’ ya alcanzó la década y a muchos los agarra en las labores profesionales y otras responsabilidades que cada vez los alejan más de ese estilo de vida que el conjunto de Coapa, en aquel entonces con una alineación que ya provoca hasta nostalgia, invitaba a vivir con su música.
Por suerte, queda la estampa, un disco rápido y enérgico para nuevas escuchas en busca de alguna respuesta, o cuando quieras olvidar la monotonía y cargar pila. Pónle play y diviértete; mueve la mollera para despegar una que otra neurona y siéntete más vivo que nunca.