
El 20 de enero del 2015, Björk tuvo que adelantar la publicación de su octava producción discográfica debido a una filtración ocurrida dos días antes. Vulnicura, que estaba programado para estrenarse en marzo de ese año, significó su retorno artístico a través de una declaratoria catártica de su reivindicación sentimental y el inicio de su alianza con Arca para consolidar la dupla más vanguardista de la música contemporánea.
Vulnicura es un documento que expone los estragos del divorcio de Björk con el artista estadounidense Matthew Barney. En nueve temas, la islandesa hace un recorrido a los niveles del afecto en los que ha impactado su ruptura amorosa: lo individual, lo mutuo y lo familiar. Y también, es el vehículo para su recuperación.
En esta empresa exploratoria, tal y como lo declara en la apertura del álbum: "Moments of clarity are so rare...". Pero Björk encuentra esa claridad y certeza gracias a su alianza con la productora venezolana Alejandra Ghersi.
Björk y Arca: el matrimonio de la vanguardia
Además de significar su retorno artístico, también es el inicio de un periodo de colaboración que consolidaría uno de los encuentros más innovadores y vanguardistas de la música contemporánea.
Aunque la artista islandesa siempre se caracterizó por el emprendimiento en los sonidos más complejos y disruptivos, sus dos materiales antecesores no habían logrado proyectar el potencial impreso en obras como Homogenic (1997) y Vespertine (2001). Ni siquiera con la ambición contenida de todo el proyecto que articuló para Biophilia (2011).
La trayectoria musical de Björk ha sido reconocida por sus conexiones con algunos de los músicos más destacados en la experimentación; aquellos proyectos que saciaron sus expectativas continuamente visionarias. Entre ellos es posible mencionar a Mark Bell, Matmos, Thom Yorke y Anohni, con quien también colabora en la canción "Atom Dance".
Sin embargo, con ninguno consolidó el nivel de sinergia que logró con Alejandra Ghersi, mejor conocida como Arca, quien sembró su insólita producción musical en las fibras expuestas del arte de Björk y revitalizó su espíritu revolucionario.
El duelo orquestado por atmosferas electrónicas
El dolor que permea en Vulnicura esta acompañado por elegantes y contundentes strings, a los que se les añaden las atmósferas densas de los electrónicos de Ghersi y de The Haxan Cloak. Gracias a la síntesis de estos elementos, se logran orquestas texturizadas, contemplativas y dinámicas, repletas de matices impredecibles; es una obra viva que data de la transformación constante y que sacude las emociones.
Arca sigue de cerca a Björk en las fases de su duelo. Desde la anticipación de la pérdida con "Stonemilker" y "Lionsong", se despiden en la ambiental y erótica "History Of Touches", experimentan juntos la belleza de la devastación emocional de "Black Lake", asienten la tempestad y la furia de "Family" y surcan su camino para la reconstrucción del tejido que sana la herida abierta en su pecho.
"Don't remove my pain, It is my chance to heal..." canta la soprano islandesa en la celebración tribal de "Not Get" y da inicio al proceso de sanación, que continúa con "Atom Dance" y se introduce en terrenos sonoros inexplorados para trascender del problema.
En "Mouth Mantra" Björk identifica las señales de alarma que atormentaban su extinta relación y reconoce el poder de su voz. Finalmente, "Quicksand" aparece como una clausura que marca la completa superación del dolor y rinde homenaje a la memoria de su madre, para reflejarse y tomar aliento de su principal referente femenino.
La concreción de Vulnicura impactó años después en la incursión vocal de Arca para su material homónimo y en la conciliación de Björk con su sexualidad y la feminidad en Utopia (2018), la obra con la que materializaron su papel como un dúo innovador en la construcción de los sonidos del futuro y en constante retroalimentación para efectuar el devenir de su desarrollo artístico.