Dicen por ahí que un amorío no es más que una relación efímera y superficial; sí. La mezcla de euforia, deseo y atracción son las sustancias primordiales de una conexión compleja, que lastima el alma, pero nutre la corporalidad. Sin embargo, Daniela Spalla y Esteman lo redefinen y crean un cuadrilátero sonoro con múltiples encuentros entre el tormento y el gozo romántico de un corazón agobiado por las monotonías desatinadas del amor como la mentira, la pérdida de confianza, la costumbre y la expectativa utópica.
En 'Amorío' no se debe pasar por alto que toda experiencia compartida tiene dos o más versiones sobre lo que supone la verdad, porque en diez pistas atrae los sentimientos que los protagonistas y el antagonista de una relación experimentan.
La placa impregna cada una de las fases que atraviesan las relaciones, que va desde la atracción, el enamoramiento, la unión, la desilusión, el declive y el final, pero con una aleatoriedad alrevesada, como pueden ser dichas experiencias, que con cada pista arremete ferozmente contra la dicotomía disyuntiva de las conexiones románticas: el amor y el dolor, combinado con una coherencia intrapersonal de aceptar las emociones, los valores, las debilidades y las fortalezas propias.
El disco mezcla la voz suave y melódica de Esteman con el delicado y emotivo canto de Daniela Spalla como muestra de sus personalidades camaleónicas, que establece una complicidad potente y confesional robustecida por la producción de Pablo Stipicic, Adán Jodorowsky, Orlando Vitto, Renzo Bravo y Manu Jalil, nominado y ganadores del Latin Grammy, respectivamente; y 3KMKZ.
'Amorío' utiliza las inquietudes musicales y ritmos de cada uno de los proyectos que lo conforman, al combinar la música disco, indie pop, cumbia, boleto, syth pop, salsa, rock alternativo, merengue y la balada pop; una confección musical que también se atreve a explorar las relaciones abiertas, la infidelidad y la migración.
Las historias que lo componen son un pedacito de realidad impregnado en una canción, pues reflejan una vivencia dolorosa y satisfactoria embrollada con un trasfondo atosigante, según quien experimente la situación que describen las plumas de Daniela Spalla y Esteman en compañía de las de Nicolás de la Espriella, Orlando Vitto, Renzo Bravo, José Hector Portilla Rodríguez, Juan Pablo Vega, Diego Contento, Cristian Jean, Alberto Arcas y Rodolfo Dorante, mejor conocido como El David Aguilar.
'Amorío': contienda sonora entre el amor y el dolor
El cuadrilátero sonoro pone como primer contendiente a “Bar de Corazones Rotos”, una melodía que mezcla las diversas trayectorias temáticas del disco como una antesala del sufrimiento y el gozo. Es un relato sobre el encuentro fortuito entre dos personas atormentadas que buscan fortaleza para cerrar las heridas del desamor, o de un amorío.
“Bar de Corazones Rotos” ejerce la estética rítmica de la balada e indie pop, reforzados con el canto hablado de los artistas para ofrecer intimidad, casi como una plática a gritos o un susurro acallado entre cigarros, música y alcohol.
“Dos tequilas, por favor, y un poco de sal para estos locos (…) Hoy se siente el desamor, hoy dejemos que nos ardan los ojos”, dice el coro de “Bar de Corazones Rotos”, una canción que adolece mientras ama, pero a su vez también acaricia la idea del amorío como compañerismo y amistad.
A la anterior la persigue, dicho en palabras de Daniela Spalla, una melodía “potente” que golpea al corazón para salir de una relación sin conexión ni efervescencia emocional al escarbar en la amargura que esta provoca. “No Sabes Amar” exprime las acciones desatinadas del amor, así como lo conveniente de los amoríos.
“No Sabes Amar” muestra una característica de los amoríos: la fugacidad. Además de relatar una exploración personal con los sentimientos propios acallados dentro de una relación dificultosa.
Entre las cuerdas está “Amantes”, una pista que narra el desasosiego de un triángulo amoroso que sobresalta los límites paradigmáticos del amante malintencionado; aviva una cara de los verdaderos amoríos: al amante.
Con esta resquebrajan la idea del amante maquiavélico, pero sin desprenderse del interés subjetivo de estar con la persona que se ama: “Dile por fin la verdad, aunque le duela escuchar, que en realidad tú estás con alguien más”.
Una canción retomada de la mente del salvadoreño Álvaro Torres, pero liada con las voces de Daniela Spalla y Esteman es “Te Va a Doler”, un cover que abraza el concepto de la placa y permite hacer notar un rostro más de un amorío genuino: la persona abandonada por este.
A la lona sube “Cita Compartida” que, con las percusiones de una cumbia, refleja la solidez, generosidad y complicidad que algunas parejas logran para aperturar su relación a otras experiencias y personas, pero siempre en compañía y con la validación del otro. La canción expresa confianza y autonomía en ambas partes de un romance.
“Quieres noche de intercambio, una fantasía”, dice uno de los versos de “Cita Compartida”.
Por otro lado, se convierte en el vestíbulo sonoro de “El Acuerdo”, o sea, el quiebre de esas normas internas mencionadas en “Cita Compartida” que, si no se respetan posibilitan un amorío. Es por ello por lo que en “El Acuerdo” se reúne el dramatismo de una ruptura amorosa y la falta ante la promesa de un amor eterno.
La pista evidencia la inexistencia de reciprocidad y comunicación dentro de una relación con quien trata casi como un juego a las promesas y el amor declarado para con el otro, así como averigua los riesgos de una relación amorosa y una “Cita Compartida”.
“Si este amor corría libre como el viento, ¿dime qué entiendes tú por libertad?”, dice el coro de “El Acuerdo” que lleva a la cima la balada pop y deja ver la tercera cara de los amoríos reales: el que se inmiscuye.
En “Nada que Ver” ponen sobre el ring las convicciones personales arropadas por la ferocidad de guiarse por los valores, el autorrespeto y el amor propio. La canción es una liberación completa enrollada con el reclamo sanador de soltar a aquellas personas que solo causan daño.
Debela, nuevamente, la fortaleza de una persona cambiada por un amorío, pues rescata las malas acciones de un acompañante amoroso deshonesto. “Nada que Ver” expresa la huida y búsqueda del bienestar propio.
Un desentone acertado con la temática es “Llorando en el Avión”, este track es una exploración social que reconecta con las vivencias artísticas del dúo, así como la migración, al recordar su experiencia de dejar su país para buscar una oportunidad en la música.
Es una historia que resuena en todas aquellas personas que han tenido que salir de su país, ciudad o zona de confort para perseguir sus sueños o dejar atrás los malestares amorosos.
“El tiempo y la distancia cura, su vida la esperaba al otro lado. Y lloró”, dice el verso de “Llorando en el Avión”.
Por su parte, “Aeropuerto” plasma la sensación de extrañar a una persona que se encuentra lejos y la resistencia de los amores a distancia, además expone la sensibilidad de ambos artistas ante una realidad inmediata que experimentan al lidiar constantemente con la separación física de sus parejas durante giras y conciertos.
El último contendiente musical sobre el cuadrilátero es “Duele”, un track que explora la sentimentalidad de una despedida que se enfrenta a la realidad de que las personas cambian, todo bajo un ambiente nostálgico de complicidad amorosa.
“Duele” recuerda lo efímero de las conexiones amorosas y cómo estás, como excepción, no siempre deben finalizar bajo la bandera de la mentira o la monotonía, sino por la incesante naturaleza del cambio humano.
Un 'Amorío' consolidado entre Daniela Spalla y Esteman
Otros más dicen que los amoríos pueden referirse a un pacto amistoso; también. Lo que 'Amorío' logra es homogeneizar apropiadamente dos voces, plumas y almas que han capturado la sensorialidad de miles de personas, no de manera repentina, sino a través de un trabajo de aproximadamente un año y medio. Sin embargo, 'Amorío' también es una huella de la admiración, dedicación y amistad entre Daniela Spalla y Esteman.
Sin olvidar el ring sonoro, esta nueva faceta interpone una lucha artística intrapersonal, que hace tregua y acuerdo para materializar un sueño compartido como lo es el Palacio de los Deportes en la Ciudad de México.
La agitación emocional que ambos artistas causaron en sus seguidores desde 2020 con “Te Alejas Más de Mi” hecho raíz, se extendió con “Besos y Pendientes” de 2023 y floreció con 'Amorío' para hacer honor a la pasión musical compartida por ambos artistas.
Algunos otros dicen que los amoríos son pasajeros y andan en boca de todos. Este en particular debería dejar lo efímero, pero sí buscar más labios para ser cantado, pues indaga en las causas y efectos de la contienda entre el amor y el dolor sobre una plancha sonora que roza con golpes de honestidad y autenticidad a la realidad de las conexiones románticas.
El álbum ofrece la óptica de un amorío real, pero esconde en sus entrañas la concepción, flagelo y final del amor para recordar que las relaciones humanas son un ring de lucha en el que perder o ganar no pesa tanto como haber dado una buena pelea llena de cariño, complicidad y verdad. Es una muestra de la vulnerabilidad del amor, pero a su vez de la resistencia y la bravura para encarar la dolencia y otras experiencias atosigantes.
Eso es 'Amorío'. Un cuadrilátero sonoro en el que Daniela Spalla y Esteman sacuden el cuerpo de quien ha amado, pero también de aquel que ha sido reemplazado o parte de un amorío, mediante un adecuado elogio, entre su lírica y ritmos, a grandes exponentes de la música en español como Juan Gabriel, Rocío Dúrcal y Miguel Bosé; 'Amorío' es una experiencia atemporal que embrolla al dolor con el gozo, y unas pizcas de melodrama.
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José Solorzano