El cantautor paulista regresa con Pequena Vertigem de Amor, su tercer álbum de estudio, y con este se atreve a mirar más allá del cielo. En Grandeza (2019) exploró los placeres carnales y lo terrenal, y en Estrela Acesa (2022) indagó en los vínculos amorosos. Ahora, su mirada se eleva hacia el vértigo que da el amor, la paternidad y el paso del tiempo, temas que se convierten en un canto íntimo, espiritual y humano.
El disco, cuyo título se traduce como “Pequeño vértigo de amor”, es para Sergio Sayeg, o Sessa para los amighosts, una transformación. El músico y compositor confiesa que su vida cambió de eje debido a su reciente paternidad, y por ello la música dejó de ocupar el centro de atención y tener otro orden de prioridades, lo que le da un aire distinto a sus nuevas composiciones.
Sessa y el vértigo de probar nuevos sonidos

En este álbum, Sessa se aleja de la guitarra acústica como eje central como lo fue en sus dos producciones anteriores y se renueva hacia un “funk torcido”, soul y samba jazz. Pequena Vertigem de Amor se siente más nocturno, más libre, con nuevas texturas de sintetizadores, pianos, wah-wah y hasta cajas de ritmo. El resultado recuerda tanto a Shuggie Otis o Roy Ayers como a los gigantes brasileños Erasmo Carlos y Tim Maia.
“Tengo la teoría de que la música de la que te enamoraste en la adolescencia o a principios de tus veinte años realmente deja una huella en tu alma.” - Sessa
Para lograr esta nueva textura sonora, Sessa tuvo como cómplices a Biel Basile (co-productor y baterista) del Trio O Terno y Marcelo Cabral en el bajo, además de nuevos aliados como Marcelo Maita, hermano del legendario Amado Maita, quien aporta un toque de samba jazz con su piano preciso y enérgico.
Los arreglos de cuerdas de Simon Hanes, las flautas de Alex Chumak y las voces de Cecília Góes, Lau Ra, Ina y Paloma Mecozzi le dan el toque luminoso o de rito, elemento característico del proyecto del saupaolista.
“Pequena Vertigem de Amor”: focustracks
Entre los nueve temas que componen el álbum, hay tres que resumen el espíritu del disco. “Dodói” es un juego rítmico entre bajo, percusión y un toque de funk que se repite como si fuera un sampleo. En portugués, dodói significa “herida” o “raspón”, y la letra, casi infantil, es una caricia: “dá um beijinho no meu dodói / eu sou criança…” (dame un besito en mi dodói / soy un niño…).
“Bicho Lento” baja la velocidad y nos sumerge en un estado bucólico, con flautas que flotan sobre un aire casi pastoral que recuerdan a la vibra de “Sábado Morto”, canción del disco Sonhos e Memorias 1941-1972 de Erasmo Carlos. Luego llega “Vale a Pena”, que como una declaración optimista reza: “vale a pena / viver vale a pena / estou com voce” (vale la pena / vivir vale la pena/ estoy contigo). Con su piano eléctrico y coros suaves, esta canción revela una visión más positiva del artista.
Sessa y su paso por México
En 2023, en conmemoración al 15 aniversario del sello Mexican Summer, Sessa presentó una corta, pero potente y emotiva actuación en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, junto a Devendra Banhart y Hayden Pedigo.
Aunque con un conjunto minimalista, apenas batería, bajo, una corista y su guitarra, Sessa retumbó las paredes y el suelo del teatro con temas como “Gostar do Mundo”, “Grandeza”, “Sereia Sentimental”, “Flor do Real” y “Estrela Acesa”.
Casi al final del acto, Sessa se disculpó por no tener un buen español, pero aún así rifó en solitario con una conmovedora versión de la melosa “Quién te viera” del disco Mateo solo bien se lame (1972) del uruguayo Eduardo Mateo, para darle un momento más íntimo y especial a la noche.
El vértigo también se disfruta
Pequena Vertigem de Amor es una declaración de madurez. Para Sessa, el vértigo es un motor de vida, así como el miedo, que nos lleva a actuar de la manera más inmediata contra la muerte. La prioridad es existir, porque vale la pena cuidar a quienes amas; también se trata de aceptar los cambios, y desafíar las pruebas que te pone la vida.
Aún no hay fechas confirmadas para que el músico brasileiro regrese a nuestro país, pero ojalá que ese vértigo de espera no dilate demasiado. Esta nueva versión optimista de Sergio caería muy bien ante rachas oscuras e (in)visibles por las que pasamos a diario, incluso para abrazar con fuerza las transformaciones a la que como raza humana estamos destinados a sobrellevar.
Arnulfo Valdez Oleta