‘La Primera Luz’ es el nombre del nuevo álbum de Camila Moreno. Una obra íntima, confesional y cruda, que a la vez hace alusión al origen de la flama y el espíritu artístico que ha impulsado la carrera de una de las cantautoras más incendiarias de Chile.
En entrevista para Naufraghost, Camila Moreno contó todos los detalles detrás del proceso creativo que la ha acompañado en la realización de este nuevo disco, entre otras curiosidades, previo al comienzo de su gira por México a inicios del 2026.
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¿Cómo surgió la idea del nuevo álbum?
Tenía ganas de hacer un disco mucho más orgánico, sin máquinas, un disco cálido que tuviera a manos humanas tocando. En general, es así como trabajo con los procesos, acostumbro a oponerme a lo que ya venía, entonces surgió naturalmente.
Es un álbum que hiciste en México y en el que estuviste rodeada de artistas nacionales, ¿qué tanto de México se quedó en este nuevo proyecto?
Quería grabar con lo desconocido, entonces yo no conocía a los músicos que me acompañaron a grabar. Es un disco hecho por pocas personas, la mayoría de los instrumentos los grabé con Adán Jodorowsky.
Justamente eso, el no saber cómo iban a tocar la batería o cómo iban a tocar la guitarra, no conocer cuáles iban a ser las propuestas, todo lo desconocido me tenía muy entusiasmada. Después de tantos años haciendo discos, uno quiere salir de la fórmula que ya conoce.
Ciudad de México y los músicos mexicanos trajeron una frescura que yo no podía haber alcanzado sola.
Ahora que me cuentas todo esto, en términos de personalidad artística, ¿cómo le haces para poder ceder y confiar en el criterio y las habilidades de un artista o una persona que no conoces?
La única forma de hacer eso y que sea exitoso es con un moodboard, es con una pizarra clara del concepto. Yo fui a México sabiendo que quería un disco análogo, crudo, íntimo, desnudo, que fuese un poco como un diario de vida, tiene algo confesional también, y todas esas palabras súper presentes al momento de crear, fue muy fácil tomarlas como guía en la realización del álbum.
Las propuestas que hizo Adán fueron muy acertadas porque es una persona que maneja muy bien ese lenguaje.
¿Y crees que esto recae en la técnica de una persona más estructural o es más bien parte de un proceso creativo mucho más orgánico, fluido y espontáneo?
Cualquier persona puede llevar a cabo las cosas como mejor le convenga. Yo soy una persona muy poco disciplinada, con muy poca estructura, pero siempre tengo mucha investigación conceptual y documental detrás de mis discos, siempre tengo mucha claridad con respecto a los moodboards porque es algo que a mi me importa, y el arte que también los posee.
Me interesa lo que excede a la música, no solamente me interesan los acordes, me interesan también las emociones, lo que me está tratando de decir el artista, las sensaciones detrás de la música y me llaman la atención también las propuestas a nivel visual. Es por eso que, mientras estoy haciendo las canciones y una vez que ya las tengo, busco entender qué es lo que me están diciendo. Es como el proceso de pintar un cuadro, de elegir colores. El trabajo se hace más consistente cuando están claros esos colores.
En mi caso, acompaño el proceso con lecturas, me gusta leer poesía y cualquier cosa que me hable de lo mismo que estoy abordando e investigando. Todo ello se transforma en una obsesión y me pasa en cada disco.
Eso es parte de mi personalidad, obsesionarme con un tema hasta el fin, pero no tengo ningún tipo de metodología ni disciplina para hacerlo, solamente tengo ganas.
Y al ser un álbum tan personal y confesional, ¿podrías mencionar alguna referencia bibliográfica u obra artística externa que te ayudó a nutrir esas emociones?
Sí, mucha poesía, de Sharon Olds que escribe mucha poesía cotidiana, pero desde la maternidad. Siempre me acompaña también el trabajo de Cecilia Vicuña, Anne Sexton, Silvia Plath, Nick Cave. Diría que el disco estuvo más acompañado de todo esto, pero también intervinieron lecturas sobre la materia, como Karen Barad, que es una herencia de ese feminismo cyborg que me inspiró anteriormente, pero ella se va mucho más en reflexiones sobre la materia que es un concepto que me interesaba traer a este nuevo disco, sobre la fuerza de la materia y su capacidad para moldear la realidad y para moldear la percepción de lo cotidiano, sobre cómo interactuamos con la materia también. Hay todo un planteamiento filosófico respecto a los bordes de las cosas y al tacto, cómo podemos tocar las cosas o no tocarlas en verdad.
Esto está atravesado también con la idea de que haya marcianos en mis videoclips, tiene que ver con la idea de que hay interrupciones imaginarias en el cotidiano que no podemos controlar, en ese cotidiano que es tan material, de lavar los platos, el piso, hacer las compras, interactuar con la materia; algo que en mi adultez parece tan aburrido y que escapa de lo creativo, es un espacio que puedo llegar a detestar fácilmente,
Durante la pandemia pude encontrar creatividad en ese cotidiano tan repetitivo y material, en donde no cabe la imaginación, que era como un error y una trampa para el pensamiento.
Hablando un poco más del proceso creativo de tus canciones, en entrevista mencionaste que comenzaste a escribir “La Primera Luz”, el track que abre el álbum, en el 2018 y 7 años después finalmente salió a la luz. ¿Cómo construiste esta canción en su versión final después de tantos años trabajando en ella?
Es misterioso, siempre me gustó la melodía que abre en la canción: “hay tanto ruido en los supermercados”. Confié en el potencial que tenía esta idea y sabía que podía desarrollarse. Te puedo contar que al principio la letra decía otra cosa y luego cambió sutilmente, aunque nunca perdió su significado.
Cuando me metí más en la producción, comencé a trabajar más en esta canción, me entretuve mucho haciéndole baterías y todas esas cuestiones, pero cuando llegué al estudio para trabajar en el nuevo disco, Adán sacó todas esas ideas, las borró y para mi fue súper fuerte. Cuando uno se apega a la maqueta o al demo, que tiene esa enfermedad a la que le llaman “maquetitis” y que yo padezco bastante…
Hay distintas etapas en las canciones, no siempre tienen esta vida. No todos los temas nacen y se demoran años. Hay canciones que nacen rápidamente y quedan. He vivido ambos procesos.
Al final, la canción tiene muchas vidas y la mejor vida es la que uno decide dejar en el disco.
Relacionado a esta experiencia con Adán, me he dado cuenta con el paso de los años que para una mente creativa es muy difícil soltar. Es duro dejar ir una creación y ponerla en manos de alguien más, que esa persona la deshaga completamente y te haga cambiar de opinión, ¿cómo ha funcionado para ti?
Lo crucial es confiar, respetar y admirar a la persona que te está dando el feedback. Si no tienes esa confianza por las opiniones de otra persona, te va a valer madre lo que te digan. Por eso me interesó trabajar con Adán, porque había una admiración y una escucha mutua. En el caso de “La Primera Luz”, cuando entraba la batería, para mi, entraba al doble y él la hizo entrar a la mitad, más suave. Al principio me costó mucho soltar esa idea, pero luego en la perspectiva, mirando de más lejos la canción, la propuesta de él es mejor porque hace que la canción se vaya desenvolviendo lentamente y se vaya dosificando. Es como tener un hijo, tú quieres lo mejor para él, quieres lo mejor para tu canción, no solamente quieres imprimir tu ego sobre aquel ser. A veces tus ideas no son las mejores y dos, tres o cuatro mentes piensan mejor que una. Es importantísimo colaborar con gente que te guste y que escuches. Para mi, las colaboraciones hacen que las canciones crezcan y que se vayan a lugares mejores.
Hace un rato mencionaste tu fijación sobre aquello que excede a la música y, recientemente, publicaste un vídeo en tus redes sociales en el que hablas sobre esta experiencia traslada al show, a la música en vivo. Para mi, los conciertos son una experiencia muy luminosa, liberadora y reconfortante, pero en ese clip hiciste referencia a una dimensión caótica, salvaje y desconocida del escenario, del espectáculo; una conexión no tan romántica, por así decirlo. ¿Cómo es esa otra parte del show y cómo logras conectar con ella?
Las situaciones menos disfrutables son cuando hay problemas técnicos, cuando tienes problemas de sonido y tienes mucho estrés, pero tienes que seguir adelante y hacer el show de todas maneras. Es parte del trabajo, del oficio de hacer música. Entonces debes pensar cómo, en este caos, me puedo conectar con el público y cómo me puedo conectar con algo que me excede a mi como individuo; eso que me excede lo relaciono con el canto.
Hay algo en el canto que te hace entrar en un estado diferente de conciencia, la hiperventilación que es algo tan único del humano, porque aunque otros animales también cantan, la voz humana es tan única y ancestral. Hay algo ahí que también es singular, tengo una voz que es mi voz, pero también creo que no me pertenece. Hay un lugar extraño, como de servicio, y es extraño también porque no lo entiendo muy bien. También hay una circularidad, a veces, porque no en todos los conciertos se da una simbiosis con el público, en donde se siente una energía muy intensa.
En el escenario uno está en un estado alterado de la conciencia, porque está hiperconsciente pero a la vez está viviendo algo que se siente con el tiempo acelerado, muchos conciertos se sienten como un abrir y cerrar de ojos.
Hay algo que ocurre que es súper único y que nos une a prácticas antiguas que hacíamos los seres humanos, como reunirnos a escuchar, bailar y cantar una canción, llorar o tener éxtasis con la música, es algo que hacemos en colectivo con desconocidos y eso es maravilloso. Está súper ligado también con por qué me gusta la fiesta y hacer DJ, la idea del ritual con desconocidos me parece extraña sobre todo en un mundo tan individualista como el nuestro. Creo que todavía nos queda esa reminiscencia de la necesidad de lo colectivo, es como una necesidad mamífera.
Me parece un acto de circularidad, de cerrar un ciclo, lo que estás a punto de hacer con tu próxima gira. Hiciste este álbum en México y muy pronto también tendrás una gira por el país.
Así es, estaré el 17 de enero en el Teatro Benito Juárez de la Ciudad de México, vamos a estar también en Querétaro, Puebla, Guadalajara, Mazunte. Será una mini gira por México y es la primera que hago porque yo no había visitado esas ciudades previamente. Estaré tocando ‘La Primera Luz’ completa. El concepto en el Teatro Benito Juárez será de estar presentando este disco en su totalidad, también tocando canciones antiguas. Vamos a tener algunos invitados sorpresa.
Armando Tovar