Valeria Dávila regresa feroz y honesta en 'Montañas del Sur'

Valeria Dávila regresa feroz y honesta en 'Montañas del Sur'

Un gallo quiquiriqueó al son de los sintetizadores matizados por el sello distintivo de Valeria Dávila, que bailotea entre la nostalgia y la bravura para concebir 'Montañas del Sur', su segundo álbum de estudio que mediante sus plumas denota liberación, amor, obstinación, desafecto y varias contradicciones humanas confeccionadas de manera honesta y transparente.

Los cimientos rítmicos de Valeria Dávila están en 'Correspondientes', de 2022, del que destacan canciones como “Florecer”, “Huracán” y “Fin de Semana”, aquellos que permean en esta entrega, pero con algunas sonoridades experimentales que juegan con el pop y sus variantes, tales como el electropop, sythpop, darkpop y pop rock.

Además, la regiomontana indaga en un espacio que va más allá de las dicotomías del amor, dado que algunas de las pistas de esta entrega retoman particularidades de la conciencia, los sueños, los lazos familiares, los malestares emocionales y la presión del entorno; lo anterior desde una óptica personal transmutada en colectiva para el escucha.

Producido por Luis Aguirre Ramírez, también baterista de Molinette Cinema, 'Montañas del Sur' cuenta con la composición principal de Valeria Dávila y la pluma abrasadora de Cucho Rivas y Ana Sofía, mejor conocida como ANASOF.

Desde 2021, la trayectoria independiente de Valeria Dávila ha figurado en escenarios como House Of Vans, Foro del Tejedor, Foro Indie Rocks!, Casa del Lago UNAM y, recientemente, en Tecate Pa’l Norte. Sin embargo, los sonidos de la regiomontana vislumbran una nueva etapa fortuita con la presentación de esta última placa, que está acompañada de un peculiar gallo de color azul… con tenis.

Orgullo, valentía y coraje desde las 'Montañas del Sur'

En la cultura mexicana, la imagen del gallo está arraigada en la tradición, específicamente en el arte para denotar fuerza, orgullo y valentía. Aquellos sentimientos deben fortificarse para luchar contra el exterior, manifestado en las presiones sociales y expectativas familiares, pero también contra la autopercepción y la conciencia, pertenecientes al interior; en 'Montañas del Sur' se exploran ambos polos.

“Te Vas a Morir” inicia el álbum para ir en contra de las presiones y las expectativas sociales que intentan acallar a las almas curiosas y aventureras por conocer más allá de sí mismas y lo que las rodea a través del sonido.

Valeria Dávila se habla a sí misma en una introspección sobre sus decisiones artísticas tomadas, que a su vez empalman con todas aquellas personas que buscan vivir del arte.

Al final de la canción, los sonidos electro house resuenan acompañados del verso: “Esto es lo único que tengo”, que más que desprestigio es una manera de reconocerse la valentía y dedicación por cumplir sus sueños a través de la música.  

En la misma línea conceptual, “Nada Es Personal” retrata la bravura por cumplir los sueños, aún cuando estos puedan incomodar, entristecer o hacer rabiar a los seres queridos, tales como los amigos, la familia o la pareja; no trata de romper lazos importantes en el camino hacia la meta, sino reflexionar sobre la importancia de ver por uno mismo, no atemorizarse ante el cambio y seguir las propias convicciones.

“Nada Es Personal” recuerda que las personas cambian y los sueños se ensanchan, pero esto no significa que el cariño disminuya, ni mucho menos desaparezca. Mientras que, en “Patadas a la Pared” también retumban los malestares internos de la artista, sobre todo en la aceptación propia, pues crea una lista de las debilidades emocionales que las personas pueden tener.

Es un canto de conciencia en la que Valeria Dávila es transparente y ruda contra la realidad que la abraza. Porque las aflicciones cotidianas no nacen únicamente del desamor, sino igual de las contradicciones humanas que se convierten en autosabotaje: “Y conocerme tanto es lo que más me asusta”, dice uno de los versos del track.

Superación y nuevos comienzos desde las 'Montañas del Sur'

Para otras sociedades, como la francesa, el gallo no solo es un símbolo de fe, superación y triunfo, sino también de nuevos comienzos, ya que es asociado con el amanecer; pero ¿usualmente dónde está la búsqueda de un reinicio en la vida? Claro, en el desamor.

Valeria Dávila se inmiscuye en el resquebraje emocional a causa del amor en “Cambio de Ciudad”, una melodía con una lírica feroz que trata todo lo que conlleva al distanciamiento, pero sin olvidar en un solo verso el choque de realidad que se vive sensorialmente a través del dolor. 

Explora la valentía mediante un ritmo que provoca que el escucha baile entre lágrimas y refleja el temor de volver a cruzar destinos con alguien que destrozó un corazón, embrollado con el hartazgo de sobrellevar un duelo: “Hoy dueles mucho menos, pero nunca por completo”, dice la pista cuatro del álbum.

Igualmente, pero envuelta en una lírica más desgarradora y lúgubre sobre el apego, el amor y la independencia, “Tal Vez Nunca lo Fue” expresa una realidad distorsionada por el amor en la que se adhiere la obstinación envuelta en incertidumbre, que a lo largo de la melodía se deconstruye mediante la liberación y la búsqueda de un buen porvenir propio.

Valeria Dávila adolece por el amor que se va, o el que nunca llegó. ¿Será que estamos frente a la contrincante de “Florecer” de 2022?

El desamor continúa con “Negativo”, una pista para aquellos amores destinados a cruzarse, pero jamás a permanecer juntos. Narra la historia de dos fuertes conexiones que cumplen con los requisitos para ser la pareja perfecta, sin embargo, en el intento se dan cuenta que es imposible hacer de su singular un plural.  

La melodía es una bandera de tregua entre ambas partes, no como derrota sino como entendimiento de que se hizo de todo para sacar a flote un amor, pero no se consiguió.

De manera algo similar, “Nueve” explora las sensaciones a consecuencia del enamoramiento, uno que quizás no es correspondido o prohibido. En este track, la regiomontana delata el hartazgo y la dolencia de ser una estrella resplandeciente ante los ojos de alguien que solo es capaz de distinguir asteroides.

Y, aunque el sonido no es tan sombrío, sí arroja una lírica que entorpece hasta al corazón más fuerte, sobre todo al que ha hecho lo imposible por hacerse notar ante alguien indiferente.

Por último, hay que recordar que todo nuevo comienzo conlleva un proceso, muchas veces este va acompañado del miedo al cambio; en “¿Esto dónde se acaba?” está representado.

La canción es una lucha interna contra los sentimientos que aún persisten en una persona para con otra que vive en la indecisión e inclusive en el narcisismo de tener algo sin concretarlo. “¿Esto dónde se acaba?” delata a una persona ilusionada por alguien que vive la conformidad de no crear conexiones serias, pero sin dejar de lado las casuales, aquellas que muchas veces lastiman al otro.

“Cada que me lastimas más, me agarro para poderme quedar”, dice uno de los versos, donde Valeria Dávila expresa terquedad y desasosiego emocional frente a una situación de indiferencia.

Protección y buena fortuna desde las 'Montañas del Sur'

El gallo también tiene presencia en la cultura vietnamita al denominarlo un distintivo de la buena fortuna, la vigilancia y la protección; todo lo anterior hallado en el amor en todas sus formas.

Con un beat constante y un toque de R&B, “Parpadeando” se rige por una lírica melancólica y esperanzadora de estar siempre para las personas importantes en nuestra vida, entrelazada con el temor que nace desde el cariño de perder a una madre, padre, abuelos o figura protectora.

Es una carta de amor que delata la vulnerabilidad de Valeria Dávila y como desde la distancia el amor maternal, o paternal, sigue abrazando: “Me cuesta aceptarlo que pasan los años y tú creces con ellos”, dice uno de los versos de la canción.

Mientras que, “Brillo y Lentejuela” es una súplica por la prosperidad de un ser querido que, al igual que “Parpadeando”, muestra un sentimiento orgánico y colectivo relacionado al temor de perder los momentos más importantes en la vida de una persona; es un abrazo a la distancia convertido en canción, de la cual te contamos más aquí.

Por otro lado, “El Día Estuvo Cabrón” habla de las personas convertidas en lugares seguros. Es un esfuerzo por mantener sólidas las relaciones afectivas, aún bajo la rutina o monotonía de la vida envuelta en obligaciones, necesidades y malestares.

Interpretada en colaboración con Chucho Rivas, “El Día Estuvo Cabrón” es una canción líricamente empalagosa arropada por una sonoridad cálida de piano y guitarra, que expresa la cúspide del amor, ese que se vuelve mejor amigo y confidente; sin olvidar que no solo los humanos pueden tomar ese papel de otorgar quietud, pues llegar a casa y ser recibido por un ladrido, una cola que refleja euforia y varios lengüetazos también es amor.

El álbum concluye con “Imaginarlo” para compilar todos los malestares mencionados en las narrativas de cada canción que lo conforman para convertirlos en una realidad utópica que descansa en la despreocupación, la paz y la consagración personal.

“Que todo lo que duela se nos vaya de las manos”, dice uno de los versos de “Imaginarlo” que se convierte en una melodía esperanzadora y aspiracional sobre todo lo que se busca cumplir, que llega después del sube y baja de emociones que da 'Montañas del Sur'.

El gallo azul quiquiriquea en cada una de las canciones, para recordar a la artista y al escucha la intrepidez, la valentía y el espíritu ardiente que es vivir mediante los pasajes fortuitos y desafortunados de la realidad; eso es 'Montañas del Sur', un trabajo desconsolado, intenso y atormentado que a su vez genera esperanza y alegría.

El nuevo comienzo de Valeria Dávila delata una inquietud persistente por ser orgánica y honesta para conectar consigo misma y, posteriormente, lograr hacerlo con quienes la escuchan. Con 'Montañas del Sur', la artista da libertad al gallo para que lo arropen y de guía a todos aquellos que atraviesan las complejidades de la realidad humana.

El gallo deja huella con esos tenis y hace que 'Montañas del Sur' sea un álbum que se baila con lágrimas en los ojos, pero una sonrisa en el alma.