
Tras encontrarse en el spotlight de la escena indie folk estadounidense desde su debut a inicios del siglo, Matt Costa está de regreso a la música este 2022, con una personalidad artística completamente renovada, después de revitalizar su espíritu creativo gracias a los encantos de las regiones remotas de Oaxaca, México.
Entre rituales sagrados, visiones psicodélicas, sesiones de surf sobre las olas de los mares oaxaqueños y conexiones con la naturaleza, Matt Costa experimentó el autodescubrimiento y la sanación emocional, como nunca antes lo había hecho. Esta vivencia quedó registrada en el cortometraje ‘Donde Los Terremotos’, dirigido en colaboración con Jordan Lovelis, y en 13 tracks infusionados por los ritmos de la música tradicional mexicana.
Con motivo del lanzamiento de este ambicioso proyecto, en Naufraghost tuvimos la oportunidad de platicar con el compositor californiano, quien compartió los detalles del proceso creativo detrás de ‘Donde Los Terremotos’, su amor por la cultura mexicana, los aprendizajes que obtuvo en su conexión espiritual con María Sabina y más que podrás conocer a continuación.
¿Cómo fue tu experiencia dirigiendo el filme de ‘Donde Los Terremotos’?
Fue divertido, fue más de lo que esperábamos. He realizado cosas de 3 minutos para videos musicales, entre las cuales se encuentran mis propios videoclips, pero esto fue diferente.Demasiadas cosas pasaban, no es que tuvieras muchas oportunidades en el rodaje, ¿sabes? Ahí no había actores, de hecho, fue una captura en tiempo real, cómo hacer una especie de documental. Así que estar preparado para lo que surgiera fue necesario. Estaba nervioso por eso, por mantener las cámaras grabado y así logramos registrar más material del necesario.
Tenemos 40 horas de grabaciones en video, entonces no todo pudo salir en el corte final. Finalmente, el filme duró 16 minutos porque en ese tiempo logré contar la historia e idea que tenía en mente. No sabía cómo encajaría todo, porque esto era una especie de ilusión, pensaba que tal vez esto pasaría. Hay mucho que fluyó de manera natural, porque estábamos en los lugares correctos en el momento correcto.
Estoy muy orgulloso del álbum y de la película. Espero haberle hecho justicia a la cultura mexicana y a toda la experiencia en Oaxaca, nos aseguramos de que fuera un trabajo muy respetuoso. Estar ahí fue genial, las personas que nos guiaron fueron increíbles, las mujeres que nos acompañaron en la ceremonia de la montaña y todos ahí fueron muy solidarios, nos hicieron sentir bienvenidos; definitivamente aprendí mucho.
¿Cómo contribuyó esta experiencia en México a la evolución de tu proceso de composición musical?
Una cosa es que no hablo español de manera fluida pero escucho mucha música en español y creo que hablo un poco, pero no muy bien, entonces una de las cosas más interesantes fue escribir canciones y después tratar de traducirlas al español. Tenemos una fan de Costa Rica que me ayudó a traducir y verbalizar las letras, ella me mandaba notas de audio verbalizando y así podía saber cómo sonaban fonéticamente. Entonces escribía las canciones, después cantaba o hacía una especie de tarareos para obtener la melodía e inventaba un lenguaje. No sabía que iba a funcionar, pero cuando empecé a unir las piezas fui capaz de hacer que todo encajara de manera fluida.
Creo que también me hace pensar en el contenido de las letras y la forma en que daría forma a las melodías de manera diferente, porque estaba concentrado en el sonido, estaba siendo demasiado literal o algo así. Puede ser que algunas cosas se pierdan en la traducción, espero que no, pero es como cuando leo algo Gabriel García Marquez , sé que no lo entiendo exactamente en la forma en la que lo escribió, pero el mensaje todavía sigue ahí; hay algo bastante profundo en eso y me hace pensar en el proceso de forma completamente diferente.
En todo el álbum podemos escuchar elementos de la música tradicional mexicana pero creo que en “Antepasadas” hay una vibra muy fuerte de cumbia, ¿cómo surgió la idea de componer esta canción?
Toqué algunas cumbias durante los últimos 4 años con mi amigo Adam Topol y, viviendo en Los Ángeles, es un género musical que he escuchado mucho en las estaciones de radio y en las fiestas. Una de las cosas que más notaba en algunos eventos es que, aún cuando las personas no estaban familiarizadas con la cumbia, automáticamente empezaban a bailar; eso es lo que siempre me pareció increíble de la cumbia, esa sensación animada que transmite. Escribí tres o cuatro cumbias además de esta, pero no sentí que las otras tuvieran la vibra correcta.
El autodescubrimiento y la odisea psicodélica de Matt Costa en Oaxaca
A lo largo de tu carrera has hablado bastante de tu gusto por el skateboarding y el surf. Ambos deportes tienen un espacio muy importante en el cortometraje de ‘Donde los terremotos’. ¿Cómo ha evolucionado tu gusto por estas actividades a través de los años y qué impacto tuvieron en la realización del filme?
Crecí haciendo skateboarding. Cuando tenía 11 años empecé a hacer skateboarding y es algo que he querido hacer durante toda mi vida. Pensé que a los 25 años sería demasiado viejo, no miré más allá de eso, lo hacía como si fuera a patinar hasta que las ruedas de la patineta se cayeran y yo también (risas).
El skateboarding me enseñó muchas disciplinas que en la escuela no aprendí. Me las arreglé en la escuela, pero en realidad no lo hice, realmente no me esforcé en el colegio. Es cómo si quisiera ir a la universidad o algo por el estilo, lo cual hice, pero lo que realmente me apasionaba era el skateboarding. Pude conocer demasiadas cosas grabando y grabando a mis amigos mientras patinaban, y registrando eso en VHS a manera de películas caseras. Así logré hacer mis primeros videos a los 13 años.
Después me fracturé la pierna patinando y tuve que empezar a ver qué es lo que iba a hacer con mi vida. Yo no tenía en mis planes hacer música, pero empecé a tocar más la guitarra, ya tocaba la guitarra desde que era más joven, pero fue entonces cuando comencé a escribir canciones. Algunas canciones terminaron siendo usadas en la forma que se utilizaban en los videos y películas de surf y skateboard que ví mientras crecía.
Es muy interesante cuando escuchas una canción que corresponde con lo que está haciendo un surfista o patinador, realmente eleva esa parte. Creo que lo que realmente me hizo poner atención en eso fueron las películas de surf y patinaje, por la forma en la que la música, el surf y el patinaje se sincronizaban de la mano.
Poder hacer eso con esta película fue realmente un regalo, me inspiró a componer la música de una manera. No estaba tan enfocado haciendo la música, estaba más concentrado haciendo el filme, por lo que hacer la música estaba más en mi subconsciente. Así que veía lo que habíamos filmado y me metía al estudio, que es la habitación en la que estoy en estos momentos, y me ponía a trabajar en la música, o simultáneamente uno de mis amigos estaba trabajando en la edición, y seguía adelante o me esperaba para tomar una decisión, entonces yo llegaba con una idea y lo juntabamos; eso fue un poco del proceso en cómo fue incluido todo esto en la película.
En la cinta también podemos ver su experiencia participando en una ceremonia, en lo alto de una montaña, y consumiendo hongos alucinógenos. ¿Podrías contarme un poco más acerca de cómo fue ser partícipe de este ritual sagrado?
Fue interesante el camino arriba hacia la montaña. Estaba ahí con toda la gente que pueden ver en el corto de ‘Donde Los Terremotos’. Mientras nos preparábamos para subir, teníamos que ser bendecidos y limpiados. Ese era el cerro donde María Sabina iba a hacer sus ceremonias, era un lugar muy sagrado.
Mientras íbamos subiendo, uno de los chicos comenzó a llorar y no lo pudo controlar, entonces los demás empezamos a llorar de manera incontrolable. Cuando llegamos a la cima, todos en la ceremonia estábamos llorando.
En mi experiencia, pienso que hay muchas cosas a las que nos aferramos en nuestras vidas que son innecesarias y es difícil darse cuenta de eso. Pero cuando estás en la cima de esa montaña, realmente puedes ver todo desde una diferente perspectiva, dejando ir lo innecesario, liberándome de ello y sanando; “Holy Mountain” está directamente basada en eso, en las montañas inhalando y exhalando, en el gañido del águila volando sobre Maria Sabina, quien está en la cima de la montaña. El águila era el animal espiritual de María Sabina porque las águilas tienen una visión panorámica; tú puedes entender un poco de eso allá arriba, puedes tener una perspectiva de quien eres.
¿Qué canción crees que podría definir a la perfección lo que viviste al crear ‘Donde Los Terremotos’?
No lo sé, pienso que para todos será una distinta, pero creo que una de mis favoritas del álbum es “Portal”, es una canción instrumental y realmente lo abarca todo, empieza y se transforma a lo largo de toda la canción, hasta el final, cuando parece que todos los elementos te golpean a la vez, una vez que aparecen los saxofones haciendo esa especie de ritmos sincopados. Se transforma de una cosa a otra, casi como si estuvieras pasando por ese portal. Sónicamente la canción es una locura, pero creo que realmente encapsula toda la transición de lo que fue el sentimiento.
¿Cuáles son tus planes para la promoción de este proyecto?
He estado haciendo algunas presentaciones, en estos últimos dos meses he estado en premieres de la película en algunos festivales y también tocando el álbum. Creo que en septiembre estaré por Portugal y España, presentando la película y también haciendo unos shows por allá, pero me encantaría ir a la Ciudad de México o regresar a Oaxaca, sería algo muy especial entonces esperamos que se haga realidad.
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