Raquel Sofía embiste al mal de amores en Foro La Paz

Raquel Sofía embiste al mal de amores en Foro La Paz

El tráfico y la lluvia son una combinación amenazante contra el tiempo de las personas que transitan por la Ciudad de México pero para Raquel Sofía se convirtió en un pertinente momento para estructurar una tardanza sofisticada convertida en una espera placentera que concedió a los asistentes la oportunidad de abrazar sus emociones y prepararlas para un desborde de sentimientos mientras esperaban su llegada.

El Foro La Paz se transformó en la locación perfecta para la mezcla sensorial entre el amor, el despecho y la resiliencia personal, porque si algo quedó en evidencia durante la noche del pasado 5 de septiembre es que los oyentes de Raquel Sofía son portadores de una cadencia corporal preparada para la euforia y el abatimiento sonoro.

La antesala artística corrió a cargo de Cecy Leos, quien decidió utilizar su repertorio más romántico como tregua contra la lista de canciones, mejor dicho, “derrumbé emocional” que su amiga tenía preparado para el resto de la noche. La decisión fue atinada, pues con sencillos clásicos y algunos novedosos como “Corazón Caliente” la cantautora chihuahuense comenzó a golpetear  las fibras románticas de un público de conexión instantánea.

Se aproximaba la noche y Cecy Leos se despidió del público, no sin antes recordar sobre sus próximas novedades a finales del año. Entre aplausos y con una sonrisa en el rostro salió del escenario, pues estaba segura de que regresaría para ofrecer uno de los momentos más emotivos de la noche junto a Raquel Sofia.

Raquel Sofía destelló entre blancos, dorados y una melena rebelde

Solo diez minutos más tarde, la banda tomó sus instrumentos y la fortaleza emocional antes mencionada comenzaba a estremecerse entre el público al observar sobre el escenario un vestido blanco con dorado, labios rojos y una melena rizada dominados por una silueta que se meneaba sin control entre líneas de luz blancas, gritos y aplausos.

Bajaron las luces y “Llorando en un Bici” fue la melodía que daría guía a la velada. Con una lírica agridulce, la balada escabullo entre el público la realidad mortificante del drama y los achaques amorosos y abrió un puente de gratitud entre ambos polos del sitio cuando Raquel Sofía dejó volar por los aires ambos guantes que portaba con lo que generó un alborotó entre los asistentes; porque un concierto de tu artista favorito se lleva en la mente, pero un artículo exclusivo acaricia el alma y deja en bucle las sensaciones vividas en él.

Poco después de la contienda por ganar los accesorios dorados, “Te Amo Idiota” y “Demasiado Poco (Demasiado Tarde)” calentaron más los motores entre el público, uno que no encontraba la diferencia entre las sonoridades del pasado y el presente de Raquel Sofía, pues abrazaba ambas facetas con canticos estridentes y dedicatorias expresadas en los manoteos hacía el aíre y el escenario; misma euforia que permaneció con “Amor en Cuarentena” y “Corriendo/Flotando”.

Las sonrisas devueltas al escenario eran como una puerta de salida para la energía sobrecargada que almacenaban cada uno de los cuerpos tambaleantes que se postraban frente al escenario; los que entre luces blancas y azules tomaron aire para entonar “La Persona que No Eres” y buscaron el tercer aliento sobrante para bailar junto a los sonidos de “Jugar con Fuego”.

Raquel Sofía sonrió y terminó con un: “Estas canciones son de relaciones tóxicas”, a lo que el público respondió con un grito vehemente.

El Foro La Paz continuó en su desliz por lo sonidos caribeño y trajo a los labios del público “Caracas”, en compañía de Juan Vegas, y “COCA”, ambas como historias de la superación de las conexiones amorosas al tiempo y el dolor, reflejo como una relación fuerte y emocionante; mismo anclaje que los fans de Raquel Sofía demostraron al repiqueteo de la dupla de melodías. 

Estrechez entre Raquel Sofia y el público

La banda se retiró del escenario. La atmósfera del sitio comenzó a trastocar una sensación de intimidad y familiaridad al momento que Raquel Sofía tomaba su guitarra.

La función acústica iba a dar inicio cuando de pronto una cartulina rosa y gritos entre la primera fila comenzaron a llamar la atención de la puertorriqueña, pues una fan rogaba por escuchar “La Ecuación”, una de sus canciones favoritas. Raquel Sofía se mostró sorprendida y afirmó que con el tiempo olvidaba la letra de algunas de sus canciones, algo que no evitó que cantará a dúo con su seguidora algunos versos; el público se animó a través de aplausos y gritos por tan transparente cercanía.

El primer invitado de la noche fue Mil Soles para interpretar “Cada Día”. Seguida por “Agridulce”, aquella melodía en la que Raquel Sofía lanzó múltiples sonrisas y miradillas al público, quizás como una forma de agradecimiento por seguir coreando los clásicos que la han llevado hasta este punto de su carrera; la canción estaba por finalizar cuando decenas de celulares iluminaron el espacio y se meneaban al ritmo de esta: “Estoy en shock”, finalizó Raquel Sofia.

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“Cuando lanzas un disco, una no sabe si en los shows cantarán las nuevas. Gracias”, dijo Raquel Sofía al término de “Domingo de Extrañarte”, uno de los sencillos promocionales de 'Después de los 30'.

El jugueteo de cercanía continuó y se intensificó cuando dio libertad al público de escoger la siguiente canción; la elegida fue “Ciudad Sin Mar” con la que declaró su amor por tierras mexicanas.

“Esta es mi carta de amor para la Ciudad de México. Amo está ciudad, amo este país y los amo a ustedes", afirmó al momento que el sitio se llenó de gritos y aplausos.

Para este punto de la noche, la calma dominaba sobre el barullo entre el público pues sí, es cierto que la quietud en un concierto es un pecado, pero sí se mezcla con el cántico y las manos y las cabezas del público meneándose de un lado al otro, se convierte en un éxito.

Las lágrimas también tuvieron participación entre algunos asistentes, que coreaban al unísono “Reina Sin Corona”, la canción que elevó el dolor hasta el techo y recordó a los amores no correspondidos.

La sesión acústica finalizó con la aparición de Lito de la Isla, voz y guitarrista de Los Rumberos y La Isla Centeno, con quien compartió “Que Nada Nada Nada Nunca Cambie” y “Donde canta el coquí”; la última, una canción inédita y que no logró entrar a la última placa, pero que resignifica la idea de ambos artistas sobre la migración a causa de seguir los sueños.

El público ferozmente aplaudió, el momento íntimo había dado un giro al temple, con cuerpos casi estáticos, pero decenas de labios en movimiento y conectados a sus recuerdos con las canciones de Raquel Sofia.

Dolor y gozo al estilo de Raquel Sofía

La noche llegaba a su final y Raquel Sofía mantenía el ánimo del público, uno que disfrutaba saltar entre emociones, de la alegría al tormento y viceversa. El sitio se alejó nuevamente de la apacibilidad, en compañía de la banda completa, y con una atmósfera que destellaba en colores morado sonó “Fumar en la Cama”.  

Al setlist le siguieron “9 Vidas” y “Buen Plan”, dos canciones que retoman al dolor como un accionador de aprendizaje y superación; la última junto a la voz de Covi Quintana, quien también es compositora de esta.

Con un acompañamiento vocal incesante del público y un dominio impecable del escenario, Raquel Sofía continuó con “Y Si Tal Vez”. Después, nuevamente atrajo a la intimidad mezclada con la nostalgia con “Déjalo Ir” en la que Cecy Leos y Mil Soles regresaron para sentarse sobre el escenario a un costado de la puertorriqueña para crear uno de los momentos más emotivos de la noche; con un público atento que resguardaba su emoción para liberarla al final de la canción.

Sonó “Te Odio Los Sábados” seguida de “Feliz Cumpleaños” para guiar al momento del breve espanto en el que el público lanza el grito “¡Otra! ¡Otra! ¡Otra!”; es entonces que las luces parpadearon, la exigencia funcionó y Raquel Sofía regresó al escenario para interpretar “Aprendiendo Catalán”.

La noche culminó con un himno para los corazones que cometieron el error de enamorarse de un amigo y después perderlo. Todo artista tiene una canción insignia, la de Raquel Sofía es “Tenemos Historia”, el ímpetu mezclado con el desconsuelo cantó por cada uno de los asistentes; el sitio arropo una atmósfera de gratitud y satisfacción.

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Aquella noche el exterior y el interior del Foro La Paz eran indistintos. En el primero la naturaleza descolocó la tranquilidad de los conductores y los transeúntes, mientras que en las entrañas del recinto era Raquel Sofía quien imprimió sobre las personas una caótica expresión del enganche sensorial con sus letras, ritmos y sonoridades vocales.

La artista abrazó y embistió el dolor del público para hacerlos recordar que en el mal de amores siempre existe una oportunidad para mejorar. Raquel Sofía dejó a sus fans con una “Sonrisa Vertical” al saber que un concierto suyo siempre será un “Buen Plan” para sanar las penas del desamor.

"Gracias por venir.  Gracias por tanto amor", concluyó Raquel Sofía entre aplausos y gritos.